" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

EXTRAORDINARIO DESCUBRIMIENTO EN LA SIERRA DE LOS CABALLOS

             Las lomas del puerto del Caballo, entre las localidades de Alcorisa y Mas de las Matas, albergaban un secreto extraordinario.



 

             Los vecinos de la zona nos hemos preguntado muchísimas veces porque esta emblemática sierra recibía el nombre de “Los Caballos”, y gracias a la investigación arqueológica coordinada por el Catedrático de arqueología de la universidad de Burdeos Pierre Dumont, dicha pregunta ya tiene respuesta.

             En la partida conocida como Valdelamata, sobre la llamada desde antiguo Roca Gorda, ha sido localizada una necrópolis muy especial. Un inmenso cementerio de caballos que podría albergar decenas de esqueletos de antiguos equinos. Montoneras de piedras que hasta ahora se consideraban restos de arqueología militar de la última guerra civil, han resultado ser túmulos funerarios de caballos enterrados allí hace más de 1300 años, según los estudios preliminares.



           Dumont cree que esta necrópolis responde al “Culto Equino”, práctica muy extendida por Eurasia y Gran Bretaña, pero desconocida hasta ahora en la península ibérica. Según Dumont, su similitud con los enterramientos equinos de Sutton Hoo, sostienen la teoría de que podría tratarse de una colonia nómada anglosajona, coetánea de la de Suffolk, que se instaló en la zona entre los siglos VI y VII de nuestra era.

              Hasta ahora han aparecido más de diez enterramientos rituales de caballos, todos ellos con una vasija en la que está depositado un pequeño ajuar. Un ajuar en el que se incluyen unas placas metálicas grabadas con nombres ingleses que los investigadores piensan que podrían ser los nombres de los equinos. Wind, Stone, Unbeaten, Chosen One, Storm o Innocent, son algunos de los nombres que pueden leerse en esas placas.

           Si esta teoría es correcta, cerca de esta necrópolis equina debería de haber otra necrópolis humana similar a los enterramientos altomedievales de Sutton Hoo, y es precisamente en eso en lo que se centra en estos momentos la investigación coordinada por el Catedrático francés. Informaremos de cualquier novedad al respecto.

            Sea como fuere, esta excavación ha permitido descubrir porque nuestra amada sierra de los Caballos fue bautizada así por nuestros ancestros.


   INOCENTADA ¡¡¡28 DE DICIEMBRE!!!

jueves, 6 de octubre de 2022

LA SIMA DE BERGE

 

Todavía recuerdo el día en el que Daniel Millera me dijo que Fina, vecina de Berge, le había dicho que en las inmediaciones de la Virgen de la Peña había una sima a la que ella iba de pequeña con sus hermanos. Era mayo de 2019. La única pista que me dio es que estaba frente a la ermita, pero ni punto cardinal, ni nombre de partida, ni coordenadas, ni ninguna otra referencia.

Fueron al menos tres las tardes en las recorrí las inmediaciones de la Berge antigua. La ladera Sur de la Cantera del Lugar, las tumbas visigodas, el barranco que baja hasta la fuente de Plata, la cresta en la que se encuentran los restos de la vieja fortaleza… No hubo suerte.

Comencé a intuir que aquella sima debía ser similar a la de Valdelamata, un agujero de reducido tamaño muy difícil de encontrar, por lo que decidí llamar a mi amigo Alejandro Latorre a ver si él podía darme alguna pista sobre su ubicación. Alejandro no recordaba donde se encontraba, pero sabía de alguien que probablemente sí. Minutos después volvió a llamarme y me dio las siguientes indicaciones: “Sigue el barranco que baja a la fuente de Plata y sube hasta un sondeo de arcilla que hicieron arriba. Desde allí miras hacia el pueblo y en la ladera de la izquierda está la sima. Es bastante grande.” Me puse manos a la obra. En cuanto pude, me acerque al lugar que me habían indicado.

Recuerdo que me coloqué justo encima de la considerable brecha realizada en la montaña para comprobar la calidad de sus arcillas. Observé la ladera de la izquierda intentando distinguir algún extraño relieve, alguna característica geológica que me diese alguna pista. Alejandro había dicho que era grande, sin embargo no alcanzaba a ver ninguna hondonada, ninguna hendidura, ninguna discontinuidad en la vegetación que me ayudase a localizarla.

Es entonces cuando me fijé en algo peculiar. Entre la típica vegetación de monte, existía un conjunto de copas de un verde distinto. Desde la distancia me parecieron latoneros, algo totalmente insólito en el lugar en el que me encontraba, casi a 1000 metros de altitud y sin humedad aparente. Me dirigí hacia ese lugar.

Allí estaba, a mis pies. Una dolina de unos quince metros de diámetro camuflada por una vegetación floreciente que salía de su interior. No era muy profunda. En su parte más baja tendría alrededor de diez metros, pero el derrubio se había acumulado en el fondo con una notable inclinación, dejando bajo la oquedad de las capas jurásicas el fondo de la sima y el lugar donde se encontraba el sumidero. Parecía un pequeño anfiteatro.

Aquella depresión tenía su propio clima. Incluso su propio ecosistema. Había cantidades ingentes de excremento de Cabra Montes, plumas, huesos de muy diferentes tamaños…

Al fondo a la derecha, mirando desde el lugar por el que se puede acceder a la sima, es donde encontramos el sumidero de la misma. La pared está constantemente húmeda y si acercas la mano a los huecos que quedan entre el derrubio y la roca madre notas una corriente de aire. Es probable que sean las cavidades que alimentan la fuente de Plata, cientos de metros más debajo de donde se encuentra la dolina.

Aquella sima llamó poderosamente mi atención. Su estructura geológica era distinta a las que yo conocía. No tenía la profundidad de las de Oliete o La Ginebrosa y en nada se parecía a la de Foz Calanda. Aquella pequeña hondonada en las capas del jurásico de la Valfondilla, era especial. Nada más salir de allí, supe que sería protagonista en la celebración de nuestro X aniversario.

En 2021 celebrábamos el X Aniversario de Explorador de Proximidad, y una de las actividades programadas se iba a realizar en la sima de Berge. Teníamos todos los permisos y todos los parabienes. Contábamos con el sí de Donax Trío, que había aceptado participar en esa idea loca de realizar un concierto en el interior de la dolina, y también Luis Moliner estaba dispuesto a contarnos el origen geológico de aquel hundimiento, pero el tiempo no quiso que lo hiciéramos para esa fecha. Tuvimos que suspender, las previsiones meteorológicas eran horribles y decidimos no correr riesgos.

Finalmente, a propuesta de la Asociación de Amigos del Patrimonio Geológico de Teruel, aquella actividad que tuvo que ser suspendida en octubre de 2021, se celebró el pasado domingo 21 de agosto.

Un éxito de participación y una experiencia extraordinaria. El único pero, es que yo no pude realizar la excursión completa por una lesión inoportuna, por lo que no tuve la posibilidad de guiar al grupo y explicar las curiosidades que he encontrado por la zona. Eso sí,  me consta que los guías, tanto Luis como Chus, lo hicieron fantásticamente.

El día amaneció perfecto, y los participantes en la marcha comenzaron a llegar al parking de la ermita de la Virgen de la Peña a la hora convenida. El ambiente era distendido, pese a que se reunieron personas de diversos puntos geográficos que nunca habían coincidido. Incluso asistieron gentes de Berge que jamás habían estado en la sima de su pueblo.

En este caso, ante la imposibilidad de realizar la ruta, mi labor fue la de acompañar a los artistas hasta el escenario del concierto. Víctor ya había estado allí, pero Heli y Jorge se sorprendieron muchísimo al llegar al lugar donde se escucharían sus fantásticas melodías. Los grandes bloques de derrubio nos ayudaron a montar unos asientos cómodos y fiables para los intérpretes y con los primeros sonidos de los metales ya nos dimos cuenta que la acústica de aquella cavidad era sensacional.

Esperamos pacientemente la llegada de los senderistas y una vez allí se inició el original concierto. Fantásticos los amigos de Donax Trío, que hicieron las delicias de cuantos allí nos encontrábamos. Una vez finalizado el concierto, la marcha continuó su recorrido circular en busca del parking de la ermita. Una actividad de 10.





Acabo esta peculiar aventura agradeciendo a Víctor, Heli y Jorge que dijesen SI, a aquella extraña propuesta que les hice en febrero de 2021,  Luis Moliner por estar siempre dispuesto a echarnos una mano y hacer suya y de su asociación esta curiosa experiencia y a todos y todas los que decidisteis acompañarnos en esta original excursión. GRACIAS, nada tiene sentido si no se comparte.

domingo, 17 de julio de 2022

LA MALEZA (Tramacastilla)

                Hoy visitamos un lugar especial, especial por diferentes motivos. En primer lugar porque está más alejado que el resto de protagonistas de nuestras aventuras,  en segundo lugar porque no se trata de un elemento patrimonial (aunque dicho espacio lo compongan varios elementos de nuestro patrimonio natural) y en tercer lugar porque no solo es un sitio maravilloso, también es solidario y muy necesario.


              Cuando escuché hablar de él por primera vez sentí un escalofrío. ¿Una instalación así en la sierra de Albarracín? Las innumerables visitas al zoo de Barcelona habían sembrado en mí una extraña sensación de contradicción. Es una instalación con recintos muy dispares, algunos muy incomodos y reducidos en los que sientes verdadera compasión por los animales que se encuentran en ellos y otros, sobre todo los de nueva construcción, que si son espacios mucho más amplios y preparados que se asemejan más a un refugio que a un presidio animal.

              Por eso, el escuchar hablar de La Maleza, lo primero que rondó mi cabeza fue que tipo de recinto albergaría los distintos animales allí, si espacios amplios y adecuados, o espacios reducidos e insalubres.


              Consulté su página WEB y me llevé una grata impresión. Teníamos que visitar ese lugar. Teníamos que ir a ver aquel espacio faunístico construido en la sierra de Albarracín. Un espacio faunístico que por sus referencias digitales, era un magnifico refugio para especies propias del Sistema Ibérico, que albergaba animales nacidos en cautividad o que habían sido víctimas de maltrato o malos cuidados.

              Para allí que nos fuimos un sábado del mes de junio. Uno de esos sábados en los que la temperatura rozaba los cuarenta grados y la vegetación, sedienta, pedía a  gritos un poco de H2O. Cargamos una nevera repleta de bebidas refrescantes y un montón de hielo y nos pusimos en marcha.

              Para llegar a la sierra de Albarracín tenemos hasta tres alternativas. La primera es ir por la N-420 en dirección a la capital y tomar la A-23 hacia Zaragoza para luego salir por la carretera en dirección a Gea. La segunda, la que hicimos nosotros, tomando en Alfambra la TE-V-1008 en dirección a Santa Eulalia y desde allí en dirección a Bronchales. La tercera es tomar la N-211 hasta Caminreal, después Monreal del Campo y continuar por la N-211 hasta el Pobo de Dueñas, desviándonos allí hacía Orihuela del Tremedal. La primera de ellas es la opción más rápida y cómoda, pero a veces apetece conocer pueblos o carreteras por los que nunca hemos transitado, como hicimos nosotros.

              Desde Santa Eulalia, que está a 984 metros de altitud, iniciamos un ascenso constante hacia las cumbres de Bronchales. Al pasar por Pozondón recordé la curiosa  historia de Tumi, que será protagonista de alguna de nuestras aventuras con toda seguridad, y las ruinas del castillo de los Ares, datado en el siglo XII y que no tengo el gusto de conocer todavía. La excusa perfecta para volver a estos impresionantes parajes.


              Los paisajes entre Bronchales y Tramacastilla son espectaculares. La A-2709 discurre entre esbeltos ejemplares de pino albar. Recuerdo que la primera vez que visité estos bellos paisajes fue para asistir a la jornada de convivencia familiar de un campamento al que había acudido mi hermano. Desconozco si todavía sigue activo.

              Al llegar a Noguera de Albarracín, donde el terreno ya es mucho más escarpado y abrupto, giramos a la izquierda en dirección a Tramacastilla. El nombre de este municipio es un ejemplo de la estrecha relación que Navarra y la Comarca de Albarracín tuvieron durante el medievo, pues debe su nombre al pueblo riojano de Nájera (Noguera), en La Rioja, que fue capital del reino navarro durante unos años. Homenaje de los Azagra a sus raíces.

              Encontramos el acceso al parque faunístico de La Maleza a la izquierda, poco después de dejar Tramacastilla a nuestra derecha. Está bien señalizado y se encuentra frente a la carretera que da acceso a la hospedería el Batán, hospedería de la que los alcorisanos nos sentimos especialmente orgullosos, aunque este lejos de nuestro municipio. Es una enorme satisfacción para nosotros que nuestros vecinos triunfen más allá de nuestras fronteras, Sebastián Roselló es uno de esos grandes alcorisanos ausentes, reconocidos fuera de nuestro pueblo.

              La Maleza nos recibe con su manifiesta austeridad. Junto al parking, sin estructuras de sombra, encontramos un modesto edificio que alberga la recepción del parque. No existe servicio de cafetería, al menos no estaba abierto el día que nosotros lo visitamos, y aunque no se echa de menos, no estaría de más que se instalase alguna máquina de vending.

              La recepción es muy sobria, pero suficiente. Un mostrador donde nos recibió un muchacho muy amable que nos dio todo tipo de explicaciones con los planos correspondientes y estantes con merchandising del parque para los que quieren un recuerdo. Os recomiendo comprar comida para los animales, y más si vais con niños. No os arrepentiréis.

              Desde esa recepción accedes al recinto principal del parque faunístico. Está ubicado en una val de pinares de rodeno que emergen de un paisaje espectacular donde predomina la arenisca roja. Solo el barranco ya merece la pena ser visitado, es precioso.


              Existen dos recorridos, uno verde y otro rojo, cuya única diferencia es que uno de ellos, el segundo, transcurre por las peñas donde hacen vida los muflones, y por lo tanto es mucho más pendiente y exigente. En el recorrido encontramos especies propias del sistema ibérico. Ciervos, gamos, cabras montesas, zorros, hurones, jabalís, tauros y lobos. Los recintos de los animales son muy amplios, con escondrijos donde puedan esconderse de la gente si no les apetece presentarse. De hecho la primera vez que atravesamos el recinto de los lobos no fuimos capaces de verlos. Fue después, cuando les dieron de comer, cuando pudimos contemplar a los tres ejemplares en todo su esplendor.






              Nuestra pequeña exploradora disfrutó de lo lindo la experiencia, pues pudimos disfrutar de casi todos los animales que residen en el parque, solo los hurones, que decidieron alargar la siesta por el intenso calor, se nos resistieron. Eso sí, los grandes triunfadores fueron los animales de la granja, donde estuvimos más de la mitad del tiempo que pasamos en el parque.


              Estar entre los animales, poder tocarlos, sentirte parte de la granja, que sean ellos los que te busquen, los que demanden caricias y cariño… es una sensación increíble. Mientras Marián y Gisela alimentaban a los animales yo me senté en un banco a la sombra, y allí que vinieron unas rollizas ovejas a rogarme que les acariciara la frente. Estuvieron a mi lado durante todo el rato que estuvimos en el recinto de la granja. Lo dicho, una sensación increíble. La recomiendo encarecidamente. Empatizar con los animales nos hace mucho más humanos.



              La Maleza no es un parque zoológico, es un refugio espectacular. En su página WEB podemos leer:

“Nuestros animales disponen de amplios recintos, donde viven en un estado de semilibertad. No somos un zoológico al uso, los animales cuentan con el suficiente espacio y refugios naturales para no ser molestados si ellos así lo quieren, por lo que hay que ser paciente y disfrutar del momento en el que el animal decide salir a saludar. Todos nuestros animales han nacido en cautividad, provienen de centros de recuperación o han sido rescatados de situaciones precarias.”

              Doy fe. Quedé tan gratamente impresionado por este modesto, pero a la vez necesario, refugio animal, que creí justo y necesario dedicarle una de nuestras aventuras.

Ojalá nuestras instituciones jamás lo dejen solo. Más allá de la rentabilidad económica, está la gran labor que desarrolla. Necesitamos instalaciones así que alberguen con dignidad a aquellos animales que por circunstancias no pueden estar en otro lugar.

domingo, 27 de marzo de 2022

CASAS DEL ALCONZAL (Castellote)

 “…el Vivallo y desde el Vivallo toda la sierra adelante a la Almanarella hasta la Cueva de Alvarc hasta Villar de Trillos, y desde Villar de Trillos hasta Cazarabed hasta el rio y rio arriba hasta el vado de Julve y desde el vado de Julve hasta la fuente que se dice la Pinilla y desde la Pinilla hasta la lengua de Fortún Garcés, dividiendo el termino las aguas batientes y desde la liguna hasta la Val de Abra(..) y desde allí hasta el Lecinar hasta la caída del Fogañan y desde Fogañan hasta el collado de Vallipón hasta la azud de Camarón y desde la azud toda la sierra arriba hasta el Vivallo y la Cueva dividiendo los términos”

 Carta puebla de Castellote (Año 1282)

             Estos eran los dominios de Castellote en época templaría. En los mapas cartográficos actuales, todavía podemos trazar la línea imaginaria de aquel extenso término, pues la mayoría de nombres citados en aquella época, permanecen actualmente con muy pocas variaciones.

               Lo curioso es que la evolución poblacional, la acuciante despoblación, ha hecho que en 2022 el término municipal de Castellote casi haya recuperado ese tamaño del siglo XIII. Tan solo Seno, Las Parras de Castellote, Bordón y el terreno ganado por Villarluengo en la zona que se extiende entre el Vao y las Hoces, permanecen independientes, fuera de un término municipal cuyas mecánicas demográficas han convertido en uno de los más extensos de la provincia de Teruel. Abenfigo, Las Planas, Luco de Bordón, Ladruñan, Cuevas de Cañart y Dos Torres del Mercader, son núcleos poblacionales que tuvieron independencia administrativa a los largo del siglo XX y hoy son pedanías de la localidad castellotana.

             Pero el extenso término municipal de Castellote no solo dispone de bellas pedanías que tuvieron un pasado autónomo, también en los dominios de esas pedanías encontramos reducidos conglomerados de caseríos o masadas que tuvieron importancia capital en la explotación agrícola de esas tierras. Pequeños villorrios que hoy se han convertido en ruina o complejos de segunda residencia.

              Uno de ellos, es nuestro protagonista de hoy. En la margen derecha del embalse de Santolea, aguas arriba del barranco de la Camorra, unos tres kilómetros al norte del famoso Morrón de Bordón, se encuentran las Casas del Alconzal.

            Visitamos el lugar un domingo por la mañana. Una amanecer gris y muy húmedo. Para llegar hasta allí desde el Bajo Aragón debemos de ir hacia Castellote sin abandonar la carretera autonómica A-226. Una vez desembocamos en Castellote a través de la enorme galería excavada a finales del siglo XIX bajo el collado de Las Lomas, continuamos por la misma carretera en dirección a Cantavieja.

              He pasado decenas de veces junto al embalse de Santolea después de vaciarlo para construir la nueva presa y aun así no dejo de sorprenderme. Resulta asombroso ver el gran páramo que rodea al Guadalope mientras zigzaguea entre el lodo seco. No es difícil imaginar la rica huerta que se extendería por esa depresión antes de su inundación.

Unos pocos sacrifican sus huertas para hidratar las huertas de muchos. Quizá lo justifique el interés general, pero la realidad es que jamás se ha sido justo con los vecinos de Santolea. No solo no se les compenso de forma adecuada, sino que incluso se destruyó su pueblo sin necesidad de hacerlo.

Continuamos por la misma carretera hasta llegar a la altura de Las Planas. Tras cruzar el puente del municipio, tomamos el primer camino asfaltado que encontramos a nuestra derecha. Es la antigua carretera que unía las localidades de Santolea y Las Planas. Hoy, un tramo del sendero de gran recorrido GR-8 discurre por ella camino de las Casas del Alconzal y la Algecira. Por eso, para llegar a nuestro destino, basta con seguir la señalética blanca y roja de este sendero.

Antes de cruzar el pequeño riachuelo que alimenta los caseríos y sus tierras, te invade la sensación de acercarte a tierra abandonada. Las casas del Alconzal son hoy un despoblado fantasma. Dos viviendas restauradas, una fuente en muy buen estado y la cuidada calle que atraviesa este pequeño núcleo, son los únicos indicios de que en alguna ocasión, en algún momento del año, estas calles siguen albergando conversaciones, risas, lamentos, confidencias…




Entre casas y corrales, este antiguo núcleo poblacional tendrá alrededor de una veintena de estructuras, algunas de bella factura. La mayor parte están construidas con zócalo de piedra y tapial, aunque hay algunos edificios de mampuesto. El tapial ha perdido buena parte de su yeso protector y la erosión ya empieza a deshilachar la cohesión del barro, la piedra y la paja. Una de las casas ubicadas a la izquierda de la calle, conforme subes hacia la loma, fue reforzada en su construcción con pilares y vanos de sillar labrado, que aun aguantan los envites del tiempo, los elementos y la soledad.

Según he podido leer, Las Casas del Alconzal albergaron a nueve familias en sus mejores tiempos. Dando por hecho que en los años veinte del siglo pasado los núcleos familiares eran más numerosos que en la actualidad, haciendo una media de cinco miembros por familia, podemos suponer que este conglomerado de masías estuvo habitado por unas cuarenta y cinco personas antes de la guerra civil. Un pequeño municipio turolense de la actualidad.

Manuel Pizarro Cenjor, Gobernador Civil de Teruel desde 1947, ordenó el desalojo de toda masía aislada de los municipios, con el fin de que los maquis no tuviesen acceso a alimento o apoyo táctico de ningún tipo. Ese fue el principio del fin de las Casas del Alconzal, como también el de muchas otras masías de la provincia. Muchas de estas estructuras estaban muy alejadas de la población, y era logísticamente imposible ir y volver cada día a trabajar las tierras. Eso supuso que muchos de sus habitantes emigraran en busca de otra forma de ganarse la vida, abandonando sus pueblos y sus masías.

Tras la disolución de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, algunos vecinos del Alconzal decidieron regresar, muy pocos, pero las dinámicas demográficas y el envejecimiento, hicieron que a comienzos del siglo XXI tan solo un matrimonio siguiese domiciliado allí, abandonándolo años después para ingresar en la residencia de ancianos de Castellote. Hoy, las Casas del Alconzal, es  un núcleo poblacional abandonado cuyo único hilillo de vida es la estacionalidad, la segunda residencia y el cuidado de los esbeltos olivos que todavía entregan su fruto cada invierno.

Las Casas del Alconzal se encuentran en un paraje de gran belleza. Atalaya envidiable del valle del Guadalope y vigía excepcional del lugar en el que se enfrentan las sierras de los Caballos y la Menedella, justo donde se ha construido la nueva presa del Cañón. Sobre la loma en cuya ladera se asienta la pequeña pedanía de Las Planas, todavía encontramos un peirón de bellísima factura que bendice el excepcional paisaje que divisamos desde allí.

Al Este las inmensas hectáreas de pinar que se extienden entre Las Planas y Las Parras, al Sur el monumental Morrón de Bordón y sus imponentes estribaciones, al Oeste los abruptos paisajes de Ladruñan y las Hoces del Guadalope y al Norte el embalse de Santolea y la excepcional muralla natural de la sierra de los Caballos, con Tablada (1081 metros) como punta de lanza.

El territorio castellotano es sorprendentemente completo, con una riqueza patrimonial difícilmente igualable. Castellote, por si sola, bien podría ser un parque natural. Castillos, templos religiosos y conventos excepcionales, ruinas monumentales, su propio mar, tierras de labor, riqueza agroganadera, arqueología diversa,  núcleos poblacionales de gran belleza, masías imponentes, lugares de gran interés geológico, arte rupestre,  un monumento natural y paisajes extraordinarios. ¿Alguien da más?

Echo un último vistazo a las Casas del Alconzal. Observo con detenimiento las dos edificaciones cuya estructura esta restaurada y consolidada. Si nadie lo remedia, pronto serán una isla en medio de un mar de escombro. Nuestra proximidad está plagada de esqueletos arquitectónicos que no hace tanto albergaron las esperanzas de decenas de familias. Cuanto esfuerzo hay que hacer para construir y que poquito cuesta destruir.

domingo, 23 de enero de 2022

SANTUARIO DE LA VIRGEN DE GRACIA (La Fresneda)

Como hemos dicho en otras ocasiones,  la construcción de edificios o templos de culto cristiano fuera de los núcleos habitados casi siempre está vinculada a algún tipo de aparición mariana. Algunas veces las leyendas nos relatan la aparición física de la virgen y otras, las más habituales, nos narran la historia de una pequeña talla de madera que aparece en lugares muy determinados, produciéndose el milagro de que aun después de su traslado, la imagen vuelve a aparecer en el sitio donde fue encontrada.

Eso sucedió en el lugar que visitamos hoy. Una joven pastora de Valjunquera encontró la imagen de la virgen en una cueva, y al trasladarla al pueblo, esta desapareció volviendo a aparecer en el lugar donde fue encontrada. Por supuesto, el clero reclamó la construcción de un templo en el lugar para que albergara la milagrosa imagen.

Hablamos del majestuoso santuario de la Virgen de Gracia, en La Fresneda, que pese a estar en estado ruinoso, conserva su extraordinaria monumentalidad. Este templo mariano es uno de los complejos católicos más grandes de nuestra provincia, una enorme construcción cuyo deterioro amenaza toda su estructura.

Son varias las ocasiones en las que hemos visitado el lugar, la última de ellas, la que nos ha servido para refrescar memoria, fue un domingo del mes de diciembre. Era una mañana heladora, dominada por la niebla, que ya llevaba anclada en nuestro territorio unas cuantas jornadas. Con la niebla pasa como con la nieve, en un primer momento fascina, pero después de horas y días acabas de ella hasta la coronilla.

Salimos de Alcorisa en dirección a Alcañiz. Nada más coronar el conocido como collado de la Hoya, ya en término municipal de Calanda, la niebla nos absorbió. Una niebla espesa y húmeda cuya extensa presencia había dejado impregnada una vistosa cencellada en cada uno de los elementos vegetales que alcanzábamos a ver. La boira nos acompañó todo el camino. No nos dio respiro alguno. Ni tan siquiera pudimos distinguir el icónico castillo calatravo alcañizano o el skyline de Valdealgorfa.

La entrada a la comarca del Matarraña no fue diferente. Valjunquera permanecía bajo el influjo de la espesa niebla, al igual que La Fresneda. Pensamos en darnos la vuelta por miedo a perdernos en los caminos fresnedinos, pero decidimos arriesgar.

Para llegar al santuario de la Virgen de Gracia es necesario recorrer varios kilómetros por pistas cuyo firme está en buen estado. No es necesario llevar un SUV para acceder a él. Además la ruta está perfectamente señalizada.

Yo diría que lo más complicado lo encontramos en el acceso a La Fresneda, pues nada más entrar al núcleo urbano hay que tomar la primera calle a la derecha, y luego otra vez a la derecha en un giro muy cerrado de 180 grados, que no ganaras si no invades el carril contrario de la travesía. De todas formas, siempre existe la posibilidad de dar la vuelta un poco más adelante y volver sobre tus pasos para que el acceso a la calle sea más favorable. Una vez en la calle, debes continuar recto hasta acceder a un camino. Desde allí solo debes seguir la señalización vertical, no tiene perdida.

Sorprendentemente, no sé si por el influjo mágico del santuario o porque aquel día nos tocó la rifa de la buena suerte, al torcer hacia el barranco de Los Canales la niebla comenzó a ser menos espesa. Hasta tal punto que, cuando tomamos el camino a la izquierda que nos encaminaba al templo, desapareció por completo. Eso sí, la fría humedad persistía.

Conforme te acercas al inmenso esqueleto arquitectónico no puedes dejar de mostrar admiración. Lo primero que distingues al acercarte es un muro esbelto, dañado por el mal de la piedra que tanto afecta a la arenisca, pero cuya magnitud asombra. Planta baja, tres pisos y ático, esa era la distribución horizontal de la descomunal hospedería con la que contaba este complejo eremítico.


      Justo en la esquina Sur del fastuoso muro, encontramos un precioso pórtico que resiste imperturbable los embates del tiempo. Debió ser el acceso al recinto amurallado, muro que fue derruido parcialmente para construir el camino que discurre por el interior del antiguo complejo.

Pero si hay algo que destaca en el conjunto conventual, es la fachada de la iglesia. Una fachada de sillar consistente, formas muy sobrias y labrada con sumo gusto, que otorga un lugar privilegiado a la imagen pétrea de la Virgen de Gracia, esa cuya antigua talla fue encontrada allí por una pastorcilla.




         Según reza el panel que localizamos a la derecha del pórtico antes referido, la ermita original, la que se construyó en la cueva donde apareció la imagen viajera, fue cedida por la villa de La Fresneda a la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula, conocidos así porque su regla les obligaba a vivir una vida austera, penitente y humilde.  Sin embargo los frailes no eran tan “mínimos” y debido a que el complejo eremítico enclavado en la cueva no cumplía con unas mínimas condiciones de salubridad, decidieron trasladarse al núcleo urbano. Desde La Fresneda siguieron cuidando la ermita que albergaba la Santa imagen, hasta que en 1795 decidieron construirle un hogar acorde a la veneración que dicha imagen tiene en la zona.  Es entonces cuando se construye el santuario actual, siendo abandonado en el siglo XIX tras la desamortización de Mendizábal. Esa desatención le ha llevado a un estado de ruina calamitoso.

                              


          En la página del Sistema de Información del Patrimonio Cultural de Aragón, encontramos la siguiente descripción:

“Se trata de un conjunto de edificios del siglo XVIII, algunos de los cuales están excavados en la roca. En la actualidad destacan los volúmenes de la iglesia y la hospedería, ya que el resto de las construcciones prácticamente han desaparecido debido al deterioro que sufre el conjunto.

De la hospedería, de planta rectangular, cuatro alturas y gran sobriedad constructiva, apenas se conservan los muros de carga mientras que de la iglesia se mantienen los muros perimetrales, de cuyo estudio se deduce que se trataba de un edificio de tres naves y cabecera recta, tras la cual se desarrollaba una girola del Camarín de la Virgen.

La fábrica de la hospedería es de cantería mientras que la de la iglesia es de mampostería, reservándose la cantería, en esta última, sólo para la fachada, estructurada en dos cuerpos, el inferior de tres calles y orden jónico y el superior de una calle y orden corintio; la transición entre ambos se realiza mediante grandes volutas, rematándose la fachada con un frontón triangular.

Del interior sólo se sabe que estaba decorado en estilo barroco clasicista y que iba cubierto probablemente mediante bóvedas de cañón de lunetos.” 

      En el interior del templo, que ha perdido la techumbre por completo, se ha construido una modesta capilla en la que encontramos una réplica de la venerada imagen de Nuestra Señora de Gracia de la Cueva, a la que localidades vecinas venían a honrar el día de San Marcos. El edificio está en muy mal estado y no es recomendable pasear por sus diferentes estancias, pero si podemos visitar la cueva donde aquella pastorcilla encontró la talla, pues la roca madre nos protege ante posibles desprendimientos.
 





          Echamos un último vistazo antes de abandonar el lugar. Quizá el santuario jamás fue usado como cenobio, pero, seglares o frailes, alguien tuvo que atender la hospedería durante los años que permaneció en funcionamiento. No debéis perderos el relieve que todavía se conserva sobre la puerta de dicha hospedería, el emblema oficial de la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula. En los alrededores del complejo encontramos una exquisita cisterna o aljibe, un patio porticado que pudo usarse como caballerizas o incluso el corral del santuario, que aprovecha otra cueva excavada bajo la arenisca.

                                

         Sin lugar a dudas el edificio es sobresaliente, de enorme magnitud y belleza pese a su estado ruinoso, pero el entorno no le va a la zaga. El frondoso bosque mediterráneo que arropa al esqueleto pétreo que se resiste a poner rodilla en pie, es un aditivo exquisito. La combinación entre los verdes vegetales, los grises y marrones de la arenisca y la angostura de la val, hacen que el entorno sea igual de majestuoso que el monumental edificio.

          Lo he visitado muchísimas veces y, al igual que me sucede con el convento de Calanda, jamás deja de asombrarme.