" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

miércoles, 30 de enero de 2019

MONASTERIO DE POBLET (Vimbodí i Poblet)

A unas dos horitas del Bajo Aragón se encuentra el que fue el complejo monacal mas importante de todos los territorios de la corona aragonesa.

Foto:Poblet.cat

Lo llaman el Escorial de la Corona de Aragón, nada más lejos de la realidad. Muy al contrario, el Escorial seria el Poblet de la corona castellana, pues Felipe II, cuando proyecto su monumental panteón real, tomo como ejemplo el monasterio de Santa María de Poblet, fue de allí de donde saco la idea.




Y es que el Monasterio cisterciense de Poblet es realmente espectacular, testigo mudo de tiempos pasados, de épocas olvidadas en las que, bajo una misma bandera y una misma Casa Real, diferentes territorios vivían y convivían, se ayudaban y se respetaban, debatían y acordaban.




Poblet y Veruela, son los reales monasterios cistercienses mas importantes de la Corona Aragonesa. De estos dos monasterios, fundados en 1150 y 1145 respectivamente, dependían todos los demás. Eran las casas madre del Cister.

Fue Pedro IV El Ceremonioso, después de que ya en el siglo XII Alfonso II el Casto, primer Rey tras la Unión del Reino de Aragón y los Condados Catalanes, mostrase ya su voluntad de ser enterrado allí, el que dio el impulso definitivo al panteón real construido entre los muros de este venerado templo tarraconense. Y allí están enterrados la mayor parte de los Reyes de la Corona de Aragón, desde Alfonso II hasta Juan II, con sus esposas y algunos de sus hijos. De hecho, a ambos lados de la puerta real se ven dos timbres del rey Pedro IV; en uno de ellos puede leerse en latín y con caracteres pequeños:

«Esta obra comenzó en tiempo de Pedro, rey de Aragón. »



¿El motivo? Pues no se sabe a ciencia cierta. No cabe duda que el Cister era la Orden monástica mas importante del medievo, y las matrices de estos monjes blancos eran dos, Veruela y Poblet, y la primera estaba demasiado cercana a la frontera castellana, con el consiguiente riesgo de expolio que eso significaba, así que Poblet, sita en el Condado de Barcelona, era el lugar más indicado para construir dicho panteón.

Sea como fuere, y pese al enorme deterioro sufrido por este monumental Monasterio en el siglo XIX, la restauración esta dando sus frutos, y hoy ya podemos disfrutar de varias estancias completamente remozadas de una belleza excepcional. El Palacio Real de Martín el Humano, el claustro, el refectorio, la biblioteca, la iglesia, los antiguos dormitorios, las espectaculares bodegas… fue tal la importancia de este monasterio, que sus abades eran Vicarios Generales del Cister en los territorios de la Corona Aragonesa y el Reino de Navarra, incluso por encima del Abad de Fitero.

Mención especial merece el maravilloso retablo de alabastro de la iglesia, obra de Damián Forment, de orígenes alcorisanos. Un retablo tan costoso que provocó la sublevación de los monjes en contra de su abad, a quien condenaron a reclusión perpetua con los cargos de dilapidación y falta de observancia.


¿Os lo vais a perder?

sábado, 26 de enero de 2019

PUENTE DE CASTELLOTE


LOS PALOMARES DE ALCORISA

Símbolo de identidad, de diferenciación.

El recuerdo presente, de un pasado en el que cualquier lugar era bueno para buscar alimento. Tradición, historia viva y referencia paisajística de la villa de Alcorisa.

Construcciones destinadas a la cría de palomas aprovechando la orografía de la montaña, las oquedades de la arcilla bajo las rocas de almendrilla. Ya no se utilizan, y por eso están en muy mal estado, algunos incluso han sucumbido al paso del tiempo y la desidia. Es una de las señas de identidad de Alcorisa, el recuerdo del esfuerzo y el trabajo de muchos alcorisanos. Se construyeron en la primera mitad del siglo XX en las montañas próximas a la localidad. Se utilizaban para la cría de palomas. De las que se aprovechaba su carne, sus huevos y sus excrementos, que era utilizado para femar las huertas. Pero no solo tuvieron ese uso, uno de ellos, también sirvió de refugio antiaéreo durante los bombardeos italianos de la guerra civil










martes, 8 de enero de 2019

PUENTE DE CASTELLOTE

           Existen lugares maravillosos que son poco visitados debido a su difícil acceso, otros olvidados bajo un espeso manto vegetal, o aquellos que son recuerdo en alguna fotografía antigua, incluso sitios cuyo esplendor solo puedes adivinar a través de su raído esqueleto, pues sucumbieron ante las malditas guerras y la dejadez.


            Sin embargo el lugar al que nos acercamos hoy, no cumple con ninguna de las condiciones anteriores, nuestro protagonista ha estado sumergido bajo el agua durante más de ochenta años, aguantando las corrientes subterráneas, el fango, los corrimientos de tierra de los grandes escarpes que lo abrazan…
Y tras ocho décadas, cuando ha tenido la oportunidad de asomarse de nuevo, lo ha hecho con su porte original, con las fabulosas trazas que le dieron sus constructores, picapedreros de lo antiguo que marcaban su trabajo con su propia firma. El puente de Castellote ha decidido mantenerse erguido para que los que no tuvimos oportunidad de disfrutarlo en el pasado lo hagamos ahora, en esta tregua hidrológica que ha supuesto para él el desembalse del pantano de Santolea.
Era una soleada mañana, por suerte las nieblas navideñas habían afectado poco a Castellote, por lo que teníamos la esperanza de que parte del barro depositado en el fondo del pantano, ya se hubiese secado dos semanas después de finalizado por completo el desembalse, permitiéndonos alcanzar nuestro objetivo sin dificultad.
No pudimos resistir la tentación de acercarnos a los diferentes miradores existentes en las dos carreteras que recorren el embalse por uno y otro margen. La verdad es que la garganta que el Guadalope ha moldeado, seccionando en dos partes el macizo montañoso que une las sierras de los Caballos y la Manedella, es espectacular.




En este lugar, el segundo río más caudaloso de la margen derecha del Ebro, esta cercado por majestuosos  escarpes rocosos, coronados por un esplendoroso bosque mediterráneo. Escarpes calizos a los que la erosión ha labrado balmas colosales, abrigos que muy probablemente fueron usados como cobijo por nuestros ancestros. Incluso alguno de ellos, llora liquido elemento que se desliza por la caliza dejando un surco verdoso.



Ver emerger del lodo los restos constructivos de las masías que en otro tiempo llenaron de vida el valle de Santolea y el fondo del cañón, pone los pelos de punta. La masía del Puente, el masico del Lamberto, el masico de Requena, el masico del Francho de la Podenga, la masía de Francho y Medio… nombres que han quedado grabados en antiguos mapas cartográficos. Lo que en otro tiempo fueron templos de vida, lugares de gran arraigo familiar,   hoy son solo muros ajados, semisepultados por el lodo, coloreados por el tarquín que se adueño del pantano los últimos días de su desembalse.



Se distingue la antigua carretera de Santolea, que discurría por la margen izquierda del río, en el fondo del desfiladero, horadando incluso uno de los grandes muros de caliza.


En la zona de la presa, sorprende verla en toda su dimensión tanto por un lado como por el otro. Son visibles incluso las rejas por las que el agua se despeña sobre las turbinas de la central hidroeléctrica que esta a los pies de la cara norte del gran muro artificial. Y mas llamativo aun es ver por primera vez donde  esta la captación del desagüe de fondo, aguas adentro del embalse, y los grandes muros que se construyeron para tal fin. Aunque si algo nos sorprendió sobremanera en las cercanías de la presa,  fueron dos elementos particularmente extraños, desubicados, un patinete de pedales como los que encontramos en la playa y los restos semienterrados de lo que parecía ser una antigua Citroen 2 CV. ¿Cómo acabo eso ahí?




Finalmente, tras disfrutar del inédito paisaje que nos han brindado las circunstancias, ponemos rumbo hacia nuestro objetivo. La verdad es que no fue fácil llegar a él, pero no porque el acceso sea complicado, sino porque por miedo a que el espacio que ocupa el pantano todavía no fuese lo suficientemente sólido para caminar por él, decidimos dejar el coche junto a la carretera, descender caminando hasta los restos de una antigua paridera y desde allí bajar directamente al encuentro del puente. Posteriormente pudimos comprobar que el camino por el que discurría la antigua carretera, en zona inundable, estaba totalmente seco.


A partir del viejo corral el talud es muy pronunciado, no apto para personas con vértigo, y se necesita un calzado con el suficiente agarre para no sufrir una caída desafortunada. Eso si, finalmente llegamos al inicio del desfiladero donde se asienta el viejo puente castellotano.
El puente resulta sorprendente desde la distancia y no decepciona una vez estas junto a él. Esta construido en sillares homogéneos, encajados con precisión milimétrica. Entre el firme y los muros de sillar encontramos unas cornisas pétreas, colocadas simétricamente, que dotan al conjunto de una personalidad propia. Ha adquirido una tonalidad marronacea debido al fango que durante todos estos años ha “protegido” su estructura, pero sigue manteniendo su prestancia, su fabulosa apariencia de estructura antigua.




El arco principal, concebido para que el río pasase bajo él, es de medio punto, de gran altura, pero también encontramos un arco apuntado soportando la estructura del firme en la margen derecha, justo en el lugar donde el puente realiza un giro de casi noventa grados. En la margen izquierda es visible un pequeño arco  de aproximadamente un metro de ancho, casi con toda probabilidad el paso de alguna acequia de riego.




Pero si algo llama especialmente la atención son las marcas de cantero que adornan los sillares de la construcción. Cruces, estrellas, eles, eles invertidas, flechas… no cabe duda alguna de que es un puente de origen vetusto. Incluso diría que alguna de aquellas marcas tiene coincidencias con las que podemos encontrar en el castillo y en el lavadero de Castellote. Según me comento el santoleano José Aguilar, responsable de la interesante pagina Web  www.santolea.org, este puente formaba parte de un camino principal procedente de Villarroya de los Pinares.






Echo un último vistazo al “Puente de Castellote” y me pregunto: ¿Será la última vez que lo vea? O peor ¿Será la ultima vez que cualquiera pueda verlo? Espero y deseo que no. Ojala no cometan la desfachatez de derruirlo. Este maravilloso puente  debería descansar donde pueda ser visitado por todos, no volvamos a cometer un ”Santoleacidio”, no volvamos a destrozar el patrimonio, los recuerdos, la historia, la vida de nuestras comarcas.



           En el pasado se dinamito un pueblo entero de forma injustificada, hagamos al menos que el traslado de esta construcción a un lugar seguro, donde pueda ser admirado por las generaciones futuras, sirva como símbolo y recuerdo de aquel injusto desalojo, de aquella incomprensible voladura.


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