" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

domingo, 28 de junio de 2015

LAS MONJAS EREMITAS




“En un lugar de la Plana de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivían unas monjas eremitas…”




Así podría novelarse esta curiosa historia que todavía sobrevive en los corrillos alcorisanos. Así podría empezar el cuento de aquellas monjas “secesionistas” que de un día para otro decidieron convertirse en ermitañas, eligiendo una pequeña cueva del barranco del Floro como lugar de retiro espiritual.


Cuando son muchos los que recuerdan una historia, suele pasar que se recuerda de formas distintas. Algunos  narradores utilizan recursos literarios para adornar aquella extraña trama sucedida tiempo atrás. Otros inventan datos para que la historia no quede coja, dando pie a las contradicciones. Y otros muchos, preceden sus explicaciones con un “creo” “me parece”…

Esta sorprendente crónica tiene todos los ingredientes para que en unos cientos de años se convierta en leyenda, tiene la chicha suficiente para que aquellas monjas ascetas estén en el recuerdo de los “contadores de historias”.

Fue entre las décadas de los 70 y 80 del siglo XX. Tres religiosas abandonan el convento para llevar vida eremítica en una pequeña oquedad rocosa de nuestro Bajo Aragón. Desconozco el tiempo exacto que estuvieron allí, unos hablan de años, otros de una decena de años e incluso algún atrevido dio la cifra de los 20.

Tampoco sé porque decidieron abandonar el convento, en esto también hay versiones diferentes. Unos apuntan a una decisión personal, otros a que fueron expulsadas por un grave pecado, y por no rendir cuentas ante la familia decidieron recluirse en la cueva de la que hablamos.

Otro de los misterios que rodean a esta historia es si la cueva en la que vivían estaba adaptada ya, (Muros, chimenea, puerta, ventanas…) o se adapto para que ellas.

En lo que todo el mundo coincide es que aquellas monjas eremitas permanecieron allí, en aquel lugar insalubre, varios años, subsistiendo con la ayuda de las masías cercanas, de la parroquia de Alcorisa y cosiendo pañuelos que vendían en la cercana localidad de Andorra. En un primer momento fueron tres, pero una de ellas abandono el lugar, no se si por reclamo de la familia o porque no se adapto a esa vida tan “apretada”.

Las otras dos religiosas permanecieron allí mucho tiempo, y solo el Obispo de Teruel fue capaz de convencerlas de que abandonaran esa vida “incomoda” que habían decidido llevar.

Aun hoy puede verse lo poco que queda de aquella humilde cueva en la que vivieron aquellas monjas eremitas. El muro de ladrillo que cerraba la cueva, la curiosa chimenea, las tripas metálicas de un viejo colchón y dos dibujos de autor desconocido son todo lo que hoy podemos observar en el lugar.


Dicha cueva se encuentra en la partida de La Plana, termino municipal de Alcorisa. En concreto en el barranco del Floro, a unos cientos de metros de la carretera que une las localidades de Calanda y Andorra.

Historia increíble, historia curiosa, historia extraña... pero al fin y al cabo historia. En nuestra mano esta que estas curiosas experiencias vitales que sucedieron  en nuestras tierras tiempo atrás no se olviden nunca.

viernes, 19 de junio de 2015

MORELLA

MORELLA, mucho mas que una ciudad amurallada.


Esta pudo ser, mas o menos, la primera imagen que Don Blasco de Alagón y sus tropas observaron al llegar frente a Morella, cuando se embarcaron en la misión de conquistarla allá por el siglo XIII. Sin duda una ciudad imponente, inexpugnable, una plaza digna de un gran Señor. Probablemente la misma imagen que llevo a Jaime I a reclamar para si esta conquista, a decir al de Alagón que tan imponente ciudad no podía pertenecer a otro que no fuese el mismísimo Rey de la Corona.

Ha pasado mucho tiempo de aquello, pero como podemos ver en la segunda fotografiá, pese a las malditas guerras civiles, Morella sigue manteniendo aquel porte real, esa silueta inexpugnable digna de las grandes plazas medievales. Situarse hoy frente a Morella, es revivir lo que aquellos conquistadores sintieron ante una obra arquitectónica inigualable.


Iberos, romanos, visigodos, musulmanes, cristianos... todos ellos entendieron la importancia de un lugar excepcional, un lugar marcado en rojo y mayúsculas para cualquier explorador que todavía no haya visitado esta mágica ciudad.

http://www.morella.net/morella/conocenos/historia_de_morella

miércoles, 17 de junio de 2015

LA CASA MALDITA DE ALCAÑIZ



“El niño observaba la lámina de agua que, unos metros mas abajo, reflejaba los rayos del sol en ese mediodía del domingo de resurrección.



En su mano derecha, la oblea humedecida  que Mosén Bartholome Lanaja le había dado en la misa de esa mañana. En su mano izquierda el crucifijo de plata que su tío, el cardenal Domingo Ram, le había entregado antes de partir a Roma.


Dió dos pasos hacia atrás hasta alejarse un poco del viejo pozo del jardín de su palacio. Sabía que aquello que estaba a punto de hacer era un sacrilegio, sabía que aquel simple gesto supondría el castigo divino para su familia. 


Mosén Bartholome les había dicho en infinidad de ocasiones que jugar con el cuerpo de Cristo era el mayor de los pecados, mientras él y su amigo Hernán discutían por ver quién de los dos trasladaba el copón con las hostias consagradas al altar.


“No podía hacerlo”, pensó. Al darse la vuelta vio el bello rostro de su cuidadora. Zaida lo miraba desde una ventana con el rostro enjuto, triste, rasgado por el recuerdo. Recordó entonces las terribles historias que le conto sobre las torturas y vejaciones que ella y su familia habían sufrido por parte de la Inquisición por el mero hecho de amar de otra forma a Dios, por rezarle de otra forma, por quererle de otro modo.


El  marido de Zaida murió en el potro de tortura, su hija le fue arrebatada por una noble familia zaragozana, y su madre quemada viva acusada de brujería. Ella tuvo la cuestionable suerte de convertirse en la concubina de su tío, el Cardenal, que la mantuvo con vida y le encargo el cuidado de su sobrino cuando los lascivos pensamientos del jerarca eclesiástico eran saciados.


El niño volvió a mirar a su amada Zaida. “Yo te vengare” dijo en voz baja, y con un gesto ágil y decidido tiro a aquel pozo el crucifijo y la hostia consagrada.


Desde aquel día, la maldición cayó sobre aquel noble palacete. El palacio de los RAM sucumbió al desanimo de sus moradores y  al paso del tiempo, y pese a que en muchas ocasiones se intento recuperar el esplendor de esta bella construcción, por unas circunstancias o por otras nunca ha sido posible. “


Quizá la historia no fue tal que así, pero algo parecido ronronean todavía los mayores de Alcañiz sobre aquella casa maldita en la que un niño lanzo al pozo su ostia consagrada. Sea como fuere, aquel viejo palacio, sigue esperando que alguien acabe con aquella maldición.

lunes, 15 de junio de 2015

"CUANTO MAS VEMOS LAS COSAS, MENOS LAS MIRAMOS"



En infinidad de ocasiones, en nuestros paseos por el campo, nos encontramos elementos arquitectónicos habituales en los que ni siquiera nos fijamos.

Damos por hecho que calzadas, pequeños refugios agrícolas, masadas abandonadas, pequeñas balsas… son elementos sin importancia de los que hay a cientos diseminados por nuestros términos municipales.

Pero en ocasiones, cuando esos pequeños refugios agrícolas, cuando esas calzadas que sujetan el firme vegetal que da sustento y alimento a los cientos de árboles frutales de secano que pueblan el territorio, cuando esas balsas que almacenan el liquido elemento que da de beber a nuestras huertas… tienen como compuesto constructivo piedras labradas a golpe de cincel, puede significar que aquellos sillares o sillarejos, que aquel rompecabezas pétreo, ha sido reutilizado de otras construcciones mucho más antiguas e importantes.

La lógica nos dice que aquellas piedras con formas milimétricas, esculpidas con tesón, con mucho trabajo, con delicadeza y con una sabiduría extraordinaria no fueron construidas para lugares modestos en los que en ningún caso es necesaria tanta complejidad arquitectónica.

Por eso, yo os invito a que en vuestras salidas, en vuestras exploraciones, os fijéis en esas construcciones artificiales modestas que ya se han mimetizado con el paisaje, las miréis con detenimiento y con el ojo entrenado de una persona observadora. 

Puede que alguno de estos modestos elementos guarde alguna sorpresa. Inscripciones, fechas, escrituras, marcas de cantero, símbolos… es posible que ese viejo refugio de piedra junto al que hemos cogido olivas o almendras durante años, y en el que apenas nos hemos fijado, puede contener pistas sobre civilizaciones pasadas, sobre acontecimientos históricos, sobre el olvidado pasado. 

Y más si esta cerca de antiguos yacimientos arqueológicos, pues estos, eran la mejor cantera para nuestros antepasados.