" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

sábado, 14 de noviembre de 2020

BALNEARIO DE FONTÉ (Caspe)

 
                     Abrí la foto que acababa de recibir y observe el raído edificio. Ni idea de donde estaba esa vieja construcción, pero por su hechura y tamaño tuvo que ser importante en tiempos pasados. Dado que  me  la había  mandado  el alcañizano  Víctor  Monzón, gran  conocedor del término municipal de la “Histórica y Heroica” ciudad,  supuse  que  aquel enorme  casal  debía  estar  en algún rincón de los dominios alcañizanos.

            Abrí el resto de fotografías, que no hicieron más que reafirmarme en la idea de que aquella construcción no era una masía mas, era algo distinto. Por fin, cuando llegue a la ultima foto y vi grabado en una columna la inscripción “Antiguo Balneario de Fonté”, me dio un vuelco el corazón. ¿Un balneario en Alcañiz? Al instante pregunté a Víctor por la ubicación de ese viejo balneario. Me respondió que estaba en territorio caspolino, cercano a las saladas de Chiprana, junto al río Regallo.

            ¿Como era posible que jamás hubiese oído hablar de él? Conocía el yacimiento romano de la Dehesa de los baños, en Chiprana, incluso había estado un par de veces en la ermita de San Marcos, cercana a ese vetusto edificio, pero mi memoria no guardaba recuerdo alguno de un balneario. Víctor me envío algo más, el PDF de un libro titulado “Monografía de la ciudad de Caspe y de sus baños de Fonté”.

¿Tan importante fue esa casa de baños? No tuve duda alguna, Fonté seria el protagonista de nuestra próxima aventura en Balceí. Así que un domingo de octubre, toda la familia de Explorador de Proximidad nos pusimos en marcha en dilección a Caspe, en busca de aquel aislado edificio que un día fue refugio de hidroterapias.

Por un momento dudamos sobre cual seria el camino por el que llegaríamos a él. La ruta más rápida era ir a Caspe y desde allí a Chiprana, pero nos atraía la idea de bajar paralelos al río Regallo, desde Valmuel al lugar donde esta ubicado el edificio. Este último recorrido discurre por camino en su mayor parte, pero es totalmente desconocido para nosotros. Finalmente, pensando en la pequeña de la casa, decidimos tomar la ruta más rápida.


Ya pasado Alcañiz, superado ya el camino de acceso al vertedero de la Agrupación nº, observe por mi ventanilla el inmenso terreno que se extendía hacia el río Ebro, combinación de grandes campos de secano y cerros de arenisca poblados de pino carrasco. Entre las carreteras N-232 de Hijar a Alcañiz, la N-211 de Alcañiz a Caspe, la A-221 desde Caspe a Escatrón y la A-224 de Escatrón a Hijar se extiendo una inmensa extensión de tierra en la que abunda la tierra de labor y masías con nombres curiosos, capaces de atraer al explorador menos aventurero.

Mas de Bascones, Torre las Monjas, Mas del Padre Santo, Mas de Muerdemachos, Mases de la Cueva, Mas de Capa Negra, Corral del Aljibe, Casa de Valdecatalanes, Mas del Prior, Mas de Ballester, Torre del Maño, Mas de Amante, Mases de la Foya del Burro, Mas del Cerrojo, Torre de Amay… son algunos de los curiosos nombres de masias de esa zona cuyo estado desconozco, pero que merecen estar presentes en los mapas topográficos. No tardaremos mucho en comprobar el aspecto actual de algunas de ellas.

Dejamos Caspe atrás para dirigirnos a Chiprana. Mientras que la ciudad del compromiso estuvo ligada desde la reconquista a la Orden hospitalaria, Chiprana tuvo también pasado templario. El núcleo urbano chipranesco quedó a nuestra derecha mientras nosotros seguíamos en dirección al cauce del río Regallo. Los metros finales del río antes de su desembocadura en el Ebro, han sido inundados por las aguas del embalse de Mequinenza.


Chiprana era la conexión del Bajo Aragón con el río Ebro en época ibérica. El cauce del río Regallo era la vía de comunicación que unía los embarcaderos el gran río aragonés, con los grandes yacimientos de la vega alcañizana.  Según narra la monografía sobre Caspe y los baños escrita por Don Sebastian Velilla e Insa en el siglo XIX, “en tiempo de los romanos, y aun de los sarracenos, había diez pueblos, que eran Trabia (después Trabes), Miralpex, Monfort, Soladiella, Castelfollit, Chacon, Alcalan, Palermo y la Tallada, en cuyos sitios se hallan todavía restos visibles de su existencia”.

A nuestra izquierda, una vez atravesado el puente que salva el valle del Regallo, distinguimos una señalización horizontal en la que nos indicaba la ermita de San Marcos. Entramos por ese camino, un camino asfaltado cuyo firme esta en un estado lamentable. Continuamos recto hasta que dejamos San Marcos a nuestra izquierda y por un pequeño puente atravesamos el ferrocarril. Difícil me será explicaros como llegamos desde aquel punto al edificio, pues tuvimos que tirar un par de veces de Google Earth, os aconsejamos que vais, le echéis un ojo a esta aplicación para poder tener claro cual es el camino a seguir desde ese punto.

Por fin llegamos al antiguo edificio donde estaban situados los baños, apenas a unos metros del cauce del río. Su fachada resulta curiosa, pues se distingue perfectamente su estructura original de sillar espectacular y su posterior ampliación con tapial. Es más, la parte vieja es de tal monumentalidad, que da la sensación de que aquellos baños son muchísimo más antiguos que el hotel balneario que se construyó en la cercanía. El hecho de que la partida, ya desde antiguo, se llame Fonté, es una evidencia de la importancia que tuvo aquella fuente/manantial en tiempos lejanos.


“Se ignora la época del descubrimiento de este manantial, aunque su importancia y la mas antigua tradición, ya verbal ya por escrito, nos autoriza para creer en la probabilidad de su existencia antes de la fundación de Caspe”, afirma el Doctor Velilla e Insa en su monografía. “Brotan las aguas por regurgitación, ó sea de abajo arriba en forma de surtidor en medio de un valle ameno y delicioso, titulado El Regallo, situado al Oeste de esta población, a dos leguas de distancia de la misma, y en los confines del término de Chiprana, de que lo separa una legua escasa de camino como llevo dicho, y cruzado por la carretera de Caspe a Samper de Calanda y Zaragoza”, continua.

Hoy la vegetación y el derrumbe de la techumbre impiden ver si el manantial sigue regurgitando. Al menos nosotros fuimos incapaces de distinguir nacimiento alguno. Yo no podía dejar de observar la raída fachada. Desde la más absoluta ignorancia arquitectónica, recordando otras obras romanas que he contemplado, no me chirrió la posibilidad de que aquel primer edificio termal fuese construido por los que tenían capital en la península itálica. Aunque insisto, son los ojos de un profano en la materia.


El Doctor Velilla e Insa, tras realizar un estricto análisis químico y organoléptico de la aguas de Fonté en su publicación, especifica las propiedades terapéuticas del liquido elemento. “Administradas en baño a su temperatura ordinaria, son útiles en las parálisis, que no estén sostenidas por una lesión orgánica, manía, hipocondría, histerismo, espermatorrea, baile de San Vito y otras enfermedades en las que se busca la sedación del frío”. Posteriormente enumera las propiedades de los baños con el agua templada y caliente. Sin duda alguna los atributos terapéuticos de estas aguas son extraordinarios.

Continuamos hacia el imponente edificio construido como hotel de los baños en 1860 por el empresario caspolino Joaquín Barberán.  Se trata de un edificio de tres plantas, modesto en apariencia, que hoy día esta dividido en tres partes. Por lo que parece, la contracción original se realizo en mampuesto, luciéndola posteriormente en yeso. Si observas el edificio desde su acceso principal, los propietarios de la partición izquierda retiraron el yeso dejando a la vista el mampuesto. Es la parte del edificio que está mejor conservada. La propiedad central ha construido una puerta de garaje, usando el edificio como refugio agrícola. La de la derecha es la que permanece intacta, y a la vez es la más deteriorada. Mantiene la puerta original, cuyo vano esta rematado en sillar, dando apariencia señorial al edificio.


Actualmente la puerta se encuentra destrozada, lo que permite ver las estancias interiores. Aun son visibles los números de las habitaciones y los mensajes que algunos clientes dejaron a carboncillo en las paredes del hotel. Algunas de ellas fueron realizadas antes de que el establecimiento cerrara en 1912, por lo que resulta inexplicable que se hayan conservado.




Abandonamos el edificio  en dirección al coche. No pude evitar lanzar una última mirada a ese enorme pedazo de historia de nuestras comarcas. Me intrigaba el uso de la construcción desde que el negocio cerro, hasta nuestros días. Concretamente, su papel en la guerra civil, pues el hecho de que un edificio de sus dimensiones estuviera entre la sede del Consejo Regional de Defensa de Aragón, ubicada en Caspe, y el frente de batalla, lo hacia un lugar ideal para el descanso de las tropas, en concreto de sus oficiales. Aunque he buscado información sobre ese menester en archivos y hemerotecas, no he encontrado nada relevante, tan solo la WEB del Agitador Bajoaragonés, medio de comunicación caspolino,  hace referencia a la posibilidad de que Buenaventura Durruti y Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, estuviesen en el edificio en el año 36. Existe algún testimonio oral sobre esta circunstancia, pero no pueden asegurar que realmente fuera cierto.

Sea como fuere, los baños de Fonté son historia viva de nuestras comarcas. Las aguas de ese manantial han recibido bañistas de épocas distintas, de culturas diversas, de diferentes civilizaciones. Por desgracia, hoy ya nadie hace uso de ellas.