" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

lunes, 17 de febrero de 2020

LA CUEVA DEL ERMITAÑO (Alcañiz)


            Fue Víctor Monzón, director de nuestra escuela de música y gran explorador, quien me hablo de este insólito lugar. Nuestra protagonista de hoy es una de esas localizaciones envueltas en misterio. Uno de esos rincones de nuestra geografía más próxima donde los interrogantes se agolpan en nuestra mollera sin conseguir darles respuesta alguna.

Y es que por mucho que hemos preguntado, por mucha documentación que hayamos consultado, no hemos encontrado nada referente a esta laboriosa capilla labrada en la arenisca. A día de hoy, este inaudito eremitorio artesanal, esta sorprendente construcción alejada de todo y perdida en medio de ninguna parte, es de autor desconocido.

La cueva del ermitaño se encuentra en las Alturas del Pradillo, en término municipal de Alcañiz. Escondida entre los cerros de arenisca localizados entre la “Histórica y Heroica Ciudad” y la pedanía de Valmuel. Yo pude encontrarla gracias a la localización geográfica que Víctor me pasó, pero perfectamente podríamos pasar a su lado sin reparar en ella.

Para llegar hasta allí debemos ir hasta Alcañiz. Siempre deslumbrante el skyline que dibujan las siluetas de la iglesia Santa María la Mayor, que hasta 1851 fue colegiata, y el maravilloso castillo calatravo. El templo religioso llama la atención por la asimetría de sus torres, cada una de época y apariencia distinta.

Accedamos por donde accedamos a la capital del Bajo Aragón, al menos tendremos que superar un par de rotondas para, en la que se encuentra junto a la iglesia de Santo Domingo (actual Atrium), tomar la carretera TE-730 en dirección a Valmuel. Continuaremos por esa carretera, dejando a la derecha el cementerio y a la izquierda la cooperativa de Nuestra Señora de los Pueyos unos cientos de metros más adelante.

Según los mapas topográficos esa carretera es conocida como “Cordel de Alcorisa”. Ssegún la acepción tres de la Real Academia de la Lengua, cordel es una vía pastoril para los ganados trashumantes de 45 varas de ancho, término heredado de la organización ganadera de la Corona castellana cuando Alfonso X el Sabio era rey de la misma. Probablemente dicho término fue importado desde su reino matriz por la Orden de Calatrava.

El motivo por el que se llama Cordel de Alcorisa lo desconocemos, pues el camino histórico de Alcañiz a la villa alcorisana, el llamado camino de las aldeas, desembocaba en el actual camino de San Antonio. Quizá los ganados trashumantes alcorisanos si accedían a Alcañiz a través de la Cañada Real de Barcelona a Madrid, que viene desde la Cantera del Saso hasta el Cabezo de los Tres Pinos, junto a la actual Motorland.

Continuamos por la TE-730 hasta que encontramos el cruce de acceso a la Ciudad del Motor a nuestra izquierda. Nosotros tomaremos el camino asfaltado que encontramos a la derecha en dirección a la carretera de Caspe. También esta vía tiene un nombre curioso, “Camino de Andorra”. Un centenar de metros más adelante veremos un cartel vertical en el que leeremos, “Planas de Marta” y “Valmuel por Planas de Marta”. Encaramos la dirección de ese cartel y aparcamos nuestro coche frente a un parque fotovoltaico. A partir de ahí, seguiremos a pie.


El paisaje es realmente curioso. Contraste entre los monumentales promontorios de arenisca, con grandes tormos diseminados por sus laderas, y enormes extensiones de cereal. Incluso en aquel paraje hay un gran huerto solar de considerables dimensiones, similar a los que están proyectados en numerosas hectáreas de nuestros paisajes. En un futuro, los paisajes de la tierra baja serán similares a aquel rincón de las Alturas del Pradillo, donde convive el desarrollo industrial de renovables, la agricultura y las colinas circundantes de monte bajo. Veremos como se adapta la fauna a esta nueva realidad.

Seguiremos la senda, bien señalizada, durante poco menos de dos kilómetros. No tiene ninguna dificultad, pero el paso de motocicletas hace que se hagan surcos hondos en el sendero, lo que obliga al excursionista a pisar de forma antinatural, con el consiguiente riesgo de lesión o accidente que conlleva. Mucho cuidado.

A la izquierda del sendero veremos la hoya de tierra fértil donde se construyeron en la posguerra los pueblos de Valmuel y Puig Moreno. Es impresionante el paisaje que distinguimos a nuestros pies. No solo los regadíos de estos dos pueblos coloniales, sino toda la tierra de labor que se extiende desde allí hasta Andorra, Híjar, Samper y Escatrón. Extraordinario.

La fácil erosión de la arenisca crea formas bellísimas en los peñascos desprendidos de la roca madre. Los paisajes de esta roca sedimentaria son muy atractivos, llenos de oquedades, arañazos, surcos, grandes desprendimientos, cazoletas naturales y artificiales, roquedos de formas extraordinarias… Un gran espectáculo para cualquier amante de la naturaleza.

Poco antes de los dos kilómetros de caminata, al llegar a los pies de un muro fracturado de arenisca, deberemos estar atentos a nuestra izquierda, pues se distingue un sendero que asciende hasta los pies del muro. Es allí donde esta la entrada a nuestra misteriosa cueva. El vano de acceso es reducido, de unos cuarenta centímetros de ancho por poco más de metro y medio de alto. A la izquierda de dicho vano encontramos el petroglifo de una cruz. A la derecha de la puerta hay una oquedad profunda producida por la erosión.



         Es un cubículo labrado en la arenisca, picado manualmente en el interior de un gran tormo. Son aproximadamente unos cuatro o cinco metros cuadrados. Al fondo de la pequeña sala hay un altar y a los lados dos pequeños tronos pétreos donde sentarse al rezo eremítico. En el altar encontramos varias ofrendas, ramos de flores, pañuelos, dos estampitas, una cinta, un gorro… tendrá su significado, su liturgia, pero a día de hoy no tengo más información sobre este misterioso oratorio. Desconozco la fe que las gentes de Alcañiz profesan a este lugar o si está ligado a alguna leyenda. Tampoco se si estaba bajo la advocación de algún santo o santa, de algún beato o beata. La verdad es que no tengo ninguna información, a parte de su ubicación, así que si alguien sabe algo de este enigmático eremitorio, agradecería que lo compartiera conmigo.




         Observar este lugar con detenimiento es un interesante ejercicio. No solo resulta sorprendente el intenso trabajo y la maestría constructiva con el que realizaron la obra, también su ubicación en medio de ninguna parte, lejana de toda construcción tradicional. ¿Quién construiría esta laboriosa cueva? ¿Cuáles fueron sus motivos? ¿Por qué está ubicación?

Sobre el oratorio, en la parte superior del muro de arenisca, encontramos una cazoleta artificial para recoger agua. Es posible que fuese obra del mismo constructor. Continuando por el sendero un centenar de metros desde el lugar donde se encuentra la cazoleta, llegaremos a lo más alto de las Alturas del Pradillo, desde donde disfrutaremos de unas vistas extraordinarias. A nuestros pies, escondida entre lomas de arenisca y campos de labor, se encuentra la cueva de la Infernalera, gruta ligada a lo sobrenatural donde dicen las leyendas que sucedieron cosas inexplicables.

Pero de eso ya hablaremos en otro artículo…



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