En la tarde de hoy nos hemos acercado al cerro de La Regadía, en la
vecina localidad de Los Olmos. Existe allí un yacimiento arqueológico
sobre el que aún tenemos que documentarnos.
Eso sí, hemos aprovechado el desplazamiento para visitar el casco urbano de la villa bajoaragonesa, una exploración a fondo. Nos ha sorprendido
ver la gran colección de dovelas que presiden los vanos de las puertas
de muchas de las casas de esta pequeña localidad.
No cabe duda de que
esos arcos de bello sillar responden a la época de esplendor de la edad
moderna, cuando la lana autóctona era casi tan apreciada como la seda en los mercados exteriores. Solo es necesario ver la monumentalidad de la lonja del Ayuntamiento,
reformado a partir del primer piso, para darse cuenta de qué la lana
también dejó riqueza en esta localidad en tiempos pasados.Excepto la calle Mayor y las de nueva construcción, el resto de vías son
angostas y sinuosas, presididas por un recinto sito sobre el pequeño
cerro por cuyas laderas se extiende la villa.
En dicho recinto podemos
encontrar varios muros de mampuesto y sillar, pero lo que más llama la
atención es una explanada empedrada, un empedrado de dibujos geométricos
y bellas formas. Es difícil pensar que tanto trabajo estuviese destinado al uso
agrícola, parece seguro que dicha explanada fue construida para otros
usos en su origen. ¿Quizá un elemento del desaparecido castillo de Los
Olmos? Nosotros apostamos por ello.
El término municipal de esta localidad pertenecía a los dominios de la
encomienda calatrava de Alcañiz desde el año 1179, era una de las aldeas
de la poderosa villa alcañizana. En una bula papal concedida a la Orden
por Gregorio VIII en 1187,ya se mencionaba el castillo de Los Olmos, así que existir, no cabe duda de que existió.
En fin, hemos disfrutado de un maravilloso paseo por esta cuidada villa
bajoaragonesa. Un paseo con sentimientos encontrados, por un lado
alegría porque la soledad nos ha permitido fijarnos en cada detalle sin miedo a la desconfianza que provoca un forastero
que lo mira todo con lupa. Por otro, la tristeza de saber lo que
significa que un miércoles a las cinco de la tarde, no hayamos cruzado
una mirada con nadie en ningún momento. Otro pueblo que agoniza.
Bello el silencio.
ResponderEliminarDonde un tiempo donde corriamos a todo momento del dia.
Risas ,lloros se mezclaban soñando el reloj .
Con la hora para volver a casa.
Tiempos de recuerdo