Lo que hoy es lugar de obligada visita, un bello rincón restaurado donde admirar las herramientas y el sitio donde se desarrollaba uno de los oficios más viejos del mundo, en la antigüedad fue una sinagoga judía.
Pese a que el Pan es un alimento que proviene de la prehistoria, el horno de las Cuevas, de bella factura, no fue horno durante toda su existencia. La comunidad judía que residía en este bello pueblecito del Maestrazgo turolense hasta su expulsión en 1492, tenía en este edificio su centro social y religioso, su punto de encuentro. El lugar donde cumplir con sus tradiciones, donde reafirmarse en sus creencias.
Existe constancia de que tras su juramento como Rey, Fernando de Antequera, con el beneplácito del Papa Benedicto XIII (El Papa Luna), envió al Bajo Aragón a Fray Vicente Ferrer, con la misión de convertir a las comunidades de judíos que todavía quedaban en la zona. Según el libro “Historia de la vida maravillosa y admirable del segundo Pablo Apóstol de Valencia San Vicente Ferrer” escrito en 1791, existió una carta en el archivo alcañizano (Adjunto fotografía), en la que el concejo de Alcañiz agradecía a su majestad Fernando I el envió de Fray Vicente, pues tras su misión apostólica tan solo quedaban apenas 15 casas de judíos en la zona.
Hablan de Caspe, de Alcorisa y también de Castellote, así que cuando nombran “otros lugares” es más que probable que la comunidad judía de las Cuevas fuese una de ellas. ¿Cómo consiguió Vicente Ferrer la conversión de la mayor parte de judíos del Bajo Aragón? Pues no lo sabemos a ciencia cierta. Se dice que tenía una gran facilidad de palabra, pero poco debemos esperar de quien promulgaba el “Conversión o muerte”.
“Es una construcción muy similar a los hornos de Mirambel y de La Ginebrosa. Su exterior es sobrio, con una sencilla puerta de acceso adintelada. En su interior hay una única estancia, dividida en tramos por seis arcos perpiaños apuntados, que soportan una estructura de madera a doble vertiente. Al fondo se encuentra la olla u horno propiamente dicho, con la boca en arco rebajado, todavía en buenas condiciones y listo para ser utilizado.”
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