“La Iglesia de Villarroya tiene un magnifico crucero, que dicen costeo Don Francisco Peña, auditor de Rota que fue en Roma por la Corona de Aragón, natural de esta Villa. Los retablos laterales son buenos, con columnas arrimadas de piedra y con dos cuadros que representan la Presentación y la Transfiguración. Por muerte del auditor a principios del siglo XVII no se acabo la fabrica de la Iglesia, causando mucha fealdad lo que queda de lo antiguo, y también el retablo mayor; pero ya había enviado de Roma muchas reliquias colocadas en preciosos relicarios, que sostienen angelitos.
Se mantiene la casa de los Peñas, donde hay buenas pinturas que el auditor envió de Roma, y un Oratorio muy precioso. Aseguran que se encuentran en el termino de Villarroya minas de azabache y plata, con canteras de mármoles blancos y de mezcla.”
Esto escribía Don Antonio Ponz, Secretario de su Majestad y de la Real Academia de San Fernando, en su libro “Viage por España”, publicado en 1788.
Esta descripción deja bien a las claras la importancia que Don Francisco Peña, uno de los jerarcas de la Iglesia más importantes de su tiempo, tuvo en el desarrollo arquitectónico y patrimonial de su localidad natal, Villarroya de los Pinares.
Parece ser, que pese a ser uno de los personajes más relevantes de la Corona aragonesa entre los siglos XVI y XVII, nunca olvido sus orígenes, y colmo a su pueblo de bellos relicarios y valiosas pinturas, la mayoría desaparecidas posteriormente en las diferentes guerras que asolaron nuestros territorios en los siglos XIX y XX. De hecho, era tal la devoción por sus raíces, que testamentó que, tras su fallecimiento, su cuerpo fuese trasladado desde Roma a Villarroya para recibir sepultura.
“Don Francisco Peña (Nacimiento - Villarroya de los Pinares, 1540) (Muerte- Roma, 1612). En 1570 lo encontramos como Consejero de la Embajada Española en Roma y el rey Felipe II lo elije para formar parte del Tribunal de la Rota representando a la Corona de Aragón como Auditor de la Sacra Rota. En 1589 ya es Patricio y Senador romano, con el título de “Prior de San Bartolomé”; el Pontífice le nombró su prelado doméstico, Juez Apostólico y Promotor de los procesos canonizadores y consultor de las congregaciones romanas; confiriéndole el Papa Pio V la misión de enmendar el decreto de Graciano, - Corpus iuris canonice- siendo el autor de “Las Decretales”. Nominado Obispo de Albarracín, renunció a la mitra, ya que el 9 de junio de 1604 adquirió el nombramiento de Presidente del Tribunal de la Rota, cargo que desempeñaría hasta su muerte, acaecida un día de agosto de 1612. Tenía 72 años de edad, solicitando en su testamento el ser enterrado en su Villarroya natal, petición atendida dos años más tarde.”
http://www.sipca.es/censo/7-INM-TER-030-262-001/Iglesia/de/la/Asunci%F3n.html#.V4M3ORKQli8
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