Hoy visitamos un templo cristiano de gran relevancia.
No porque sea el mas bonito del mundo, ni el mas grande,
ni el mas importante… La Iglesia de la Asunción de Gandesa es especial
porque en ella sucedió uno de los acontecimientos más curiosos de
nuestra historia.
Muchas
han sido las reformas que ha sufrido el templo desde que sucediera el
acontecimiento antes mencionado, pero todavía hoy se pueden distinguir
elementos de sus trazas románicas y góticas. Por ejemplo su bellísimo
portalón de arquivoltas, cuya belleza sigue intacta, o una de sus
capillas laterales en la que se distinguen los arcos apuntados típicos
de aquella época.
También son visibles las influencias barrocas de su última reforma, pero las mezclas de estilos no desmerecen al conjunto. Merece la pena visitar esta bella iglesia y el casco urbano que la rodea, lleno de numerosos vestigios de épocas en las que las Ordenes Militares dominaban estos parajes, al amparo del mítico castillo de Miravet.
Pero vayamos con aquel curioso episodio de la
historia sucedido en este lugar. Corría el año 1319, concretamente el
día 5 de Octubre. Jaime de Aragón, primogénito del Rey Jaime II el
Justo, y que debía heredar el trono de este, se casaba en la Iglesia de
la Asunción con Leonor de Castilla, hija del Rey castellano Fernando IV.
Hasta ahí todo normal.
Lo curioso del acontecimiento es que, una vez desposados, el infante Jaime, enfundándose el habito de “NOVIO A LA FUGA”, huyo del lugar, plantando a su reciente esposa y dejando allí como único recuerdo uno de sus guantes. (Es por eso que en el escudo de Gandesa aparece un guante) Un par de meses después, 22 de diciembre, el que debía ser Jaime III de Aragón, renuncio a la sucesión al trono y tomo el hábito de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Mucho se ha especulado sobre el porque de este extraño suceso, muchas cosas se han escrito sobre los motivos que llevaron al joven príncipe a huir de su esposa nada mas desposarse. Algunos hablan de extrema debilidad mental, otros de su conocida homosexualidad, algunos incluso lo califican de un hombre de profundas convicciones religiosas… Sea como fuere, le bastaron los breves minutos que paso junto a Leonor de Castilla en el altar de la vieja Iglesia de la Asunción de Gandesa, para darse cuenta de que no estaba contento con el futuro que se le aproximaba.
¿Quizá no sintió las mariposas en el estomago? ¿Es probable que simplemente no le gustase aquella mujer? A no ser que en algún estante olvidado de una de las bibliotecas de lo antiguo apareciese el diario autobiográfico del joven príncipe, jamás lo sabremos.
También son visibles las influencias barrocas de su última reforma, pero las mezclas de estilos no desmerecen al conjunto. Merece la pena visitar esta bella iglesia y el casco urbano que la rodea, lleno de numerosos vestigios de épocas en las que las Ordenes Militares dominaban estos parajes, al amparo del mítico castillo de Miravet.
Lo curioso del acontecimiento es que, una vez desposados, el infante Jaime, enfundándose el habito de “NOVIO A LA FUGA”, huyo del lugar, plantando a su reciente esposa y dejando allí como único recuerdo uno de sus guantes. (Es por eso que en el escudo de Gandesa aparece un guante) Un par de meses después, 22 de diciembre, el que debía ser Jaime III de Aragón, renuncio a la sucesión al trono y tomo el hábito de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Mucho se ha especulado sobre el porque de este extraño suceso, muchas cosas se han escrito sobre los motivos que llevaron al joven príncipe a huir de su esposa nada mas desposarse. Algunos hablan de extrema debilidad mental, otros de su conocida homosexualidad, algunos incluso lo califican de un hombre de profundas convicciones religiosas… Sea como fuere, le bastaron los breves minutos que paso junto a Leonor de Castilla en el altar de la vieja Iglesia de la Asunción de Gandesa, para darse cuenta de que no estaba contento con el futuro que se le aproximaba.
¿Quizá no sintió las mariposas en el estomago? ¿Es probable que simplemente no le gustase aquella mujer? A no ser que en algún estante olvidado de una de las bibliotecas de lo antiguo apareciese el diario autobiográfico del joven príncipe, jamás lo sabremos.
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