Las fuerzas legionarias han conquistado el vértice Calas, el pueblo de Valdeltormo y han pasado el rio Matarraña entre este pueblo y Caspe.
Han ocupado
también el vértice Fraile, Mas del Labrador y varias posiciones de importancia
en las cotas 959 y 911, al Sur del pueblo de Belmonte, que asi mismo ha sido
conquistado.
En nuestra
derecha se ha llevado a cabo la ocupación del vértice Michel, cotas 910,939 y
940, al Norte de Cerollera, pueblo de este nombre en el que se ha cogido
prisionero un cuartel general de una brigada completa con toda la documentación
de la misma y parte del Ejercito del Este.
Durante el
avance en este sector se han cogido al enemigo más de 300 cadaveres, y además
en los ataques que llevo a cabo sobre nuestras posiciones de la Tostona y
vértice San Joaquin y que fueron rechazados, sufrio enormes perdidas. Se han
hecho muchos prisioneros y se ha cogido un deposito de municiones de infantería
y artillería.
Parte
de guerra (31 de marzo de 1938)
El principio del fin. Aquella
cruenta batalla enmarcada dentro de las operaciones del frente de Aragón,
supuso la estocada definitiva para un núcleo poblacional que ya había visto
mermado su potencial humano durante las últimas décadas. Las numerosas bombas
de aviación y artillería que impactaron sobre las casas, muchas de ellas
abandonadas ya por sus moradores, fueron los humeantes clavos que acabaron de
cerrar el ataúd de la otrora viva localidad del Mas del Labrador.
Y es que en la década de los
sesenta del siglo pasado, la única familia que quedaba de las seis que habían
regresado al municipio tras la terrible guerra civil decidió abandonarlo
definitivamente. Un municipio que llegó a albergar más de 120 vecinos, que
escuchaba el alboroto lozano por todas sus esquinas, se vio inundado de repente
del más absoluto silencio.
El Mas del Labrador es el símbolo
de la verdadera despoblación, el símbolo de una sociedad edificada alrededor de
una revolución industrial pujante que apostaba por la concentración de mano de
obra alrededor de las grandes ciudades. El símbolo de un Aragón rural
decadente, hundido por la inversión desigual de una posguerra cruel, que apenas
era capaz de parchear los tremendos trasquilones que la contienda había dejado
en sus posesiones.
Una mañana fría de febrero, con la
avifauna totalmente silenciosa por no querer asumir el riesgo de un trino
congelado, emprendimos camino hacia el protagonista de nuestra modesta aventura
de hoy.
Dejamos atrás Calanda y
continuamos en dirección a Alcañiz. El cauce del Guadalope estaba sumido en los
vapores propios de la diferencia de temperatura existente entre el agua y el
ambiente. Sucede siempre que el agua está más caliente que el aire que la besa.
El movimiento en el polígono de
Las Horcas era constante, señal de que son muchas las empresas que tienen
actividad los sábados. Cuando encaras la recta paralela al complejo industrial,
vengas de un lado o de otro, un ligero resorte salta en tu cabeza para
recordarte que ahí hay un radar. Curiosa la memoria selectiva.
A la altura de la ermita de Santa
Bárbara de Valdealgorfa, mirando al Norte, pudimos distinguir la silueta del
macizo pirenaico nevado. Es estampa habitual en los días claros del invierno.
Al llegar a las Ventas de Valdealgorfa nos desviamos a la izquierda, en dirección a Calaceite. Poco más allá del meridiano Greenwich, tras dejar a la derecha el cruce a Valjunquera, distinguimos un entrador señalizado a nuestra derecha cuando la carretera comienza a picar hacia abajo. Lo tomamos para llegar al Mas del Labrador.
Todos los que hayáis pasado por
esa carretera os habréis percatado de la esbelta iglesia que se encuentra entre
la calzada y el barranco. Dado lo proclives que hemos sido en la construcción
de monasterios, conventos, santuarios o ermitas, alguno habrá pensado que aquel
templo religioso debía formar parte de algún complejo de este tipo. Nada más
lejos de la realidad, aquella esbelta construcción dedicada a San Juan
“Degollat” era la iglesia parroquial de un núcleo poblacional, la iglesia mayor
de un municipio que fue, pero ya no es.
Entre la iglesia y la vieja carretera no queda nada, tan solo una estructura redonda que se eleva a poco más de un palmo del suelo. Desconozco cuál era su uso, quizá un pozo de agua ubicado en algún patio interior de alguna vivienda desaparecida. Hoy está totalmente cegado.
Exploramos el resto de vestigios de
lo que fue un pueblo habitado. Al Este es donde los muros han aguantado más. El
tapial ha sucumbido por completo al paso del tiempo y solo algunas paredes de
sillar y sillarejo de muy bella factura se mantienen hoy en pie. No duraran
mucho.
Hoy transcurre por allí una ruta
de BTT que atraviesa un angosto túnel metálico que nos permite cruzar la actual
nacional. Al otro lado, un cruce de caminos y un peirón dedicado a San Antonio
de Padua. Desandamos el camino andado y volvimos hacia el ruinoso enclave.
En la trasera de la iglesia
encontramos un patio amurallado al que podemos acceder. Viendo las lapidas que
sobreviven aun en la pared del templo, es posible que fuese un viejo
cementerio. Teniendo en cuenta que la primera referencia documental del Mas del
Labrador data de 1646, creo que aquel pequeño cubículo amurallado es demasiado
diminuto para albergar a todos los vecinos y vecinas fallecidos. Tenía que
existir algún otro cementerio extramuros.
Al menos la iglesia ha sido
recientemente restaurada. Si ella pudiese hablar nos contaría cuál ha sido el
devenir de aquellos muros que la rodean y que no han conseguido sobrevivir a
las bombas y la soledad. Que no han conseguido resistir a una despoblación
intraprovincial e interprovincial. Porque de la primera de ellas se habla
mucho, pero la segunda es igual o más dañina para los pequeños núcleos de
población diseminados por nuestra provincia.
Echo un último vistazo a mi alrededor. Me doy cuenta entonces que la última vez que estuve allí una de las imponentes fachadas que disponía de un bellísimo arco de medio punto todavía estaba en pie. Hoy sus escombros lucen diseminados por el suelo. ¿Qué quedará cuando nuestra pequeña exploradora venga con sus pequeños exploradores? Es seguro que la iglesia y muy poquito más.
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