" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

jueves, 2 de marzo de 2017

EL GUADALOPE Y EL REY LOBO



 

El río Guadalope es el responsable principal de que muchos de nosotros amemos estas tierras. El causante de que muchos antes que nosotros las amaran y la razón, si el ser humano con su mala cabeza no lo evita, de que muchos de los que llegaron sigan aquí.

Es, sin lugar a dudas, la arteria que distribuye la vida a nuestro alrededor. Es, junto con sus afluentes, el artífice de que tanto nosotros como nuestros antepasados decidiésemos asentarnos en estos lugares que nos han visto crecer.

El río Guadalope es un río vivo, el segundo afluente más largo de la margen derecha del Ebro. En su recorrido, ha labrado parajes maravillosos, lugares de ensueño, figuras naturales dignas del renacimiento italiano. Guadalope no solo es vida, es armonía, es belleza, es cariño, es comunidad, es vecinos, erelajación, diversión y alimento, es refrescante, es trabajo, es silencio, es ruido o complicidad… En definitiva, el río Guadalope es nuestro amigo, nuestro padre y nuestro hermano.

Muchos años hace ya que millones de gotitas de agua comenzaron a brotar desde las rocosas calizas de lo que hoy es término de Villarroya de los Pinares. Ya entonces, con su paciencia, su ímpetu, la ayuda de sus hermanos pequeños y sus embravecidas crecidas, comenzó a construir el camino hacia su destino. Miles de años le costó hacerlo, miles de años para tallarse un camino bellísimo, por el que ha ido sembrando riqueza durante siglos.

Pero, ¿por qué Guadalope? ¿Cuál es el origen de su actual nombre?

En la Enciclopedia Aragonesa dicen que la palabra Guadalope, proviene de “Wad-al lup”, un hibrido entre el árabe y el latín compuesto por el nombre árabe Wad-al (río) y la palabra latina lup, abreviatura de lupus, Canis lupus (lobo), por lo que Guadalope significaría: 
“Río de Lobo”

       Elías Teres, ilustre arabista, se inclina sin embargo por pensar que el río Guadalope se correspondería con el mencionado en la obra del geógrafo andalusí Yaqüt (1179-1229), donde describió parte del territorio bajoaragonés. Escribe sobre el río “Wadl-l-Lawh (Río de la Tabla)”, del que dice que constituía una comarca rural de Zaragoza, y es la opción que yo creo mas probable. Nosotros, en este artículo y solo en este artículo, nos centraremos en la primera teoría, la del “Rio de Lobo” o Wad-al-lup.

El porqué de esta extraña hibridación entre el arabe y el latin es un misterio. Alguno señala que pudo deberse al hecho de que los musulmanes que desembarcaron en la Península no habían visto nunca un lobo y, por lo tanto, asumieron como suyo el nombre por el que ya era conocido aquí. También es posible que aquellos visigodos que se convirtieron al Islam con la llegada de los musulmanes a la Península nunca dejaran de llamar al lobo por su raíz latina, y así siguió siendo años después de la conquista andalusí, pese a aceptar como propias las costumbres y el idioma árabe.

Lo que parece seguro, según estos expertos, es que Guadalope, en su origen, significo Río de Lobo. ¿Pero por qué este nombre? También existen en esto dos teorías.



  

 

La más sencilla, la que no entraña ningún tipo de leyenda, misticismo o romanticismo, dice que el nombre simplemente responde al hecho de que, en aquellos siglos, el Maestrazgo era tierra de lobos.

Sin embargo, la que más me gusta a mi, la que me despierta mas simpatía, es aquella que considera que el nombre Wad-al Lup  hacía referencia a un rey andalusí de dinastía almorávide que libró una terrible batalla contra los almohades para evitar la  conquista de su reino. Un reino que se extendía desde Murcia hasta la misma provincia de Teruel.

Su verdadero nombre era Muhammad Ibn Mardanis, descendiente de una prestigiosa familia muladí (cuyos antepasados cristianos se habían convertido al Islam). Nació en Peñiscola entre los años 1124 y 1125, convirtiéndose en Rey de las Taifas de Valencia y Murcia en 1147.                       

En 1134 fallecía Alfonso I el Batallador, cuyo testamento produjo un cisma en el Reino aragonés que aprovecharon las tropas musulmanas de la Taifa de Valencia para reconquistar parte del terreno ganado por el Rey Batallador en sus numerosas razias en territorio valenciano. En nuestra zona, la frontera se fijo en las sierras de La Ginebrosa y los Caballos.

Alganes, Castiel, Buñol, Foz, Alcorisa, Val de Nuez, Berge y Molinos. Al menos, en cada uno de esos lugares existía una fortaleza defensiva con las que las tropas islámicas protegieron todos los pasos al alto Guadalope durante más de 20 años.

           El que esta frontera permaneciera durante casi 20 años inviolada, respondió a los acuerdos que Muhammad Ibn Mardanis adquirió con Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y esposo de la Reina de Aragón Petronila. En 1150, el Rey valenciano acordó la paz con los territorios de la Corona de Aragón ante la amenaza que suponía la inminente guerra que lo iba a enfrentar a los almohades, una dinastía islámica recién llegada a la península y mucho más fundamentalista. Esta paz suponía, incluso, el pago de tributos por parte de la Taifa valenciana.




Sus años de reinado  se caracterizaron por una prosperidad económica sobresaliente basada, fundamentalmente, en la mejora de los recursos hídricos para labores agrícolas y en la exportación de la cada vez más reconocida cerámica murciana. Tolerante con cristianos y judíos, que convivían sin problemas en el emirato valenciano y murciano, durante todo su reinado dedicó los recursos militares a frenar el avance de la dinastía Almohade, para lo que debió pedir dinero prestado a los reinos cristianos.
           
Los acuerdos de no agresión con los de la cruz duraron casi todo su mandato. Los cristianos veían con buenos ojos a aquel inteligente emir que plantaba cara a los ejércitos almohades, defendiendo con uñas y dientes sus dominios frente a aquellos que profesaban su misma religión.  Solo en 1168-1169, cuando lo único que mantenía Muhammad Ibn Mardanis en su poder era la ciudad de Murcia, el Rey Alfonso II entendió acabada la concordia con el reino valenciano y decidió avanzar hacia el sur, comenzando la reconquista de las zonas más próximas a la frontera antes mencionada: Buñol, Camarón, Castellot, Cazarabet y una parte importante del Matarraña. En 1171, casi la totalidad de la provincia turolense estaba en manos cristianas, incluida la capital, Teruel. En 1172 Alfonso II asediaba Valencia, donde concertó una alianza con el nuevo rey almohade a cambio de duplicar el tributo a pagar. Fruto de ese acuerdo con el emir de Valencia, el rey de Aragón atacó Xátiva y Murcia, de donde se tuvo que retirar a raíz de una incursión de Navarra en las fronteras del norte. 

          Ese mismo año fallecía Muhammad Ibn Mardanis, completamente sitiado en Murcia. Su hijo entregó la ciudad al ejército almohade, acabando con más de dos décadas de prosperidad económica en la Taifa valenciana y comenzando el principio del fin del dominio musulmán.









A Muhammad Ibn Mardanis se le conocía entre los cristianos como “El Rey Lobo”. Lo bautizaron así por su astucia. Porque, cuando tenía unos 20 años, heredó de su padre el puesto de gobernador de la difícil posición de Fraga (Huesca), en la frontera norte del decadente Imperio Almorávide con la Taifa de Zaragoza y de Lleida, y su buena labor le permitió mantener el gobierno independiente frente a los reyezuelos de esas ciudades. Por esas habilidades los habitantes de Fraga le apodaron “El Lobo”.

Por eso, como durante el largo mandato del “Rey Lobo” la frontera con el reino aragonés en el Bajo Aragón se encontraba en las sierras de La Ginebrosa y Los Caballos, y dado que el paso más importante hacia la taifa valenciana era el que iba paralelo al río desde Calanda hasta Buñol, junto a los Fontanales, es muy probable que las gentes musulmanas que defendían la frontera, al ver llegar a los cristianos dijesen:

“Río arriba, territorio del Rey Lobo”

“Este Río es del Rey Lobo”

“Es Río del Lobo”

O
“Es Wad-al Lup”

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