Otra pieza
mas, esta muy importante, del entramado defensivo construido en la guerra que
enfrento a los hermanos Al´Mutaman y Al´Mundir, que lucharon por el dominio de
sus Taifas, la de Zaragoza y la de Lérida-Tortosa respectivamente.
Dicha guerra,
que se inicio en el año 1081, tuvo como protagonista a Rodrigo Díaz de Vivar,
el Cid Campeador, mercenario de Al’Mutaman, rey de la Taifa zaragozana, que encomendó
a las mesnadas del caballero castellano, no solo protegerlo del empuje del
reino aragonés, también recuperar los territorios de Lérida y Tortosa, cuyo
padre había dejado en herencia a su hermano Al’Mundir.
Al’Mundir, reforzando
infraestructuras ya existentes y construyendo otras nuevas, mando cerrar los
caminos que daban acceso al territorio de su Taifa, convirtiendo la primera línea
de los macizos montañosos del Sistema Ibérico y la Cordillera Prelitoral en una gigantesca muralla natural
cuyos pocos accesos eran vigilados por fortalezas defensivas, Qal’as, Hins y Atalayas.
En nuestra
zona, eran las sierras de los Caballos y La Ginebrosa las que ejercían de
muralla natural para defender tres núcleos de población de gran importancia, Morella,
Camarón y Qasr’Abbad. Y los accesos los cerraban fortalezas defensivas como la
de Alganes, la de Castiel, la de Foz, la de Valdenuez, la de Alcorisa, la de
Berge y la de Molinos.
Sin embargo,
en el cauce del río Guadalope, defendido por Castiel, dada su importancia estratégica,
existía un segundo baluarte de defensa aguas arriba del primero, que no era
otro que el castillo de Buñol.
Esta fortaleza
fue construida sobre los restos de infraestructuras de origen íbero y romano,
de hecho, tal y como nos cuentan los amigos de Arteguias con respecto al origen
del nombre del pueblo valenciano de Buñol, “Bullon” o “Billon”, significaría
fuente en íbero, por lo que el origen del nombre de este castillo estaría muy
relacionado con la caudalosa fuente que tiene a sus pies, “Los Fontanales”, y
con sus primeros pobladores.
Buñol permaneció
en manos árabes hasta la segunda mitad del siglo XII, cuando las tropas
comandadas por Alfonso II se hacen con el control de la depresión de Camarón (Actual
Mas de las Matas) en 1169. Existe constancia de que, años después, el Rey Jaime
I el Conquistador cede la fortaleza y la población que se asienta junto a él a
Don Blasco de Alagón, siendo el hijo de este, Don Artal de Alagón el que en 1291
le concede Carta Puebla. Cuatro años mas tarde permuta la fortaleza con la
Orden del Temple, formando parte a partir de entonces de la encomienda templaria
de Castellote. Se cree que la consolidación de las fronteras y su difícil ubicación
hicieron que a lo largo del siglo XIV fuese abandonado definitivamente.
Actualmente,
sobre el cerro escarpado, solo distinguimos el esqueleto de la antigua ermita
de la Magdalena, restos de los antiguos muros de la fortaleza e innumerables
piezas cerámicas. Sin embargo, auparse hasta lo alto de las ruinas de este
olvidado castillo es algo fascinante. Las vistas que se abren ante nosotros son
espectaculares. Al norte los bellísimos meandros que dibuja el Guadalope en su
lento discurrir hacia la cola del Embalse de Calanda. Al este el macizo
montañoso de La Ginebrosa, coronado por la siempre imponente montaña de La
Tarayola. Al Oeste el Guadalope descosiendo las Sierras de los Caballos,
representada por el bello pico del Moro, y de La Ginebrosa, en la que nos
encontramos. Y al sur las preciosas vistas de las enormes llanuras de las
huertas de Mas de las Matas y Aguaviva, destacando los bellos bosques de ribera que escoltan a
los ríos Guadalope y Bergantes y que se unen un kilómetro aguas arriba de
nuestra ubicación.
En definitiva,
visitar las ruinas de Buñol, es fantasear. Convertirnos en arquitectos de lo
antiguo y, tomando como referencia los pocos muros de piedra que aun
sobreviven, levantar en nuestra imaginación la fortaleza que se alzaba
imponente sobre el cerro. Es disfrutar de las maravillosas vistas que durante
mas de milenio y medio, íberos, romanos, visigodos, árabes y los nuevos
pobladores que ocuparon la fortaleza tras la reconquista, veían tras cada
amanecer.
BUÑOL,
recuerdo vivo de una época en que las fronteras eran efímeras, época en la que
los conflictos territoriales se solucionaban a golpe de mandoble. Demostrémonos
a nosotros mismos que hemos evolucionado
algo desde entonces.
El actual nombre de Buñol es una corrupción fonética del topónimo musulmán al-Boiol, según algún documento; nada que ver con los Fontanales.
ResponderEliminarDicha fortaleza y términos no fueron concedidos por Alfonso II a Blasco de Alagín, sino a Arnaldo Palatini, su reconquistador, que en 1204 tenia la potestad de erigir eclesiásticos en Pinseque y en la iglesia de Buñol (ruinas de la ermita de la Magdalena, que era la iglesia del castillo y probablemente antes mezquita.
A la muerte de Palatini heredó sus bienes los Alagones, quienes los tuvieron en propiedad hasta la permuta de los mismos con la Orden del Temple, de Castellote.
Se encuentran otras irregularidades en el texto en las que no voy a entrar.
Gracias por la aportación. Yo no soy experto en nada, tan solo consulte la Wikipedia. Haré las modificaciones oportunas. Un saludo.
EliminarYo no digo que Alfonso II cediese la fortaleza a Don Blasco, digo que fue él quien consolidó las fronteras más allá de Camarón. Según leí fue El Conquistador quien cede la fortaleza al de Alagón. Si esa información esta equivocada la cambiaré, faltaría más. Gracias.
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