" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

domingo, 19 de junio de 2016

ERMITA DE SAN GREGORIO (Aguaviva)


En ocasiones, explorando el territorio, encuentras lugares que sorprenden, no solo por su arquitectura, también por las sensaciones que despiertan en el visitante. La ermita de San Gregorio de Aguaviva es uno de ellos. Entrar en el interior de este templo hexagonal, colocarte bajo la bóveda que cierra el edificio, es como retrotraerte a los tiempos en los que la sin razón poblaba nuestros municipios.



Uno acaba sintiéndose como en una película de esas que quisieron retratar el horror de la guerra. Mirando alrededor esperas que en cualquier momento hagan su entrada en el templo Ana Belén, Loles León, Victoria Abril… con sus rifles y proclamas libertarias.

Las gentes del Bajo Aragón y su patrimonio, sufrieron durante las últimas guerras civiles de los siglos XIX y XX los despropósitos de ambos bandos. Fueron testigos del odio, el rencor y la venganza que se apodera de un ser humano cuando deja de ser humano. Bajo el paraguas de una bandera, de una ideología y de un extremismo atroz, justificamos lo injustificable y hacemos lo inexplicable.

La ermita de San Gregorio es claro ejemplo de ello.






En una de sus paredes, todavía encontramos manuscrito el recuerdo de uno de aquellos soldados extranjeros que decidieron hacer “suya” la contienda española, viajando desde Estados Unidos, para luchar contra el golpe de estado perpetrado por el bando nacional. Aquel soldado murió aquí, como si supiera que aquella firma impresa en esa ermita, sería su despedida.


“El día de Navidad de 1937 Edward Muscala dejaba constancia en las paredes de una ermita en Teruel de su pertenencia al Batallón Washington-Lincoln de la XV Brigada Internacional. Tenía 26 años y una mujer y un hijo. En ese momento no lo sabía, pero Muscala no los volvería a ver: moriría tres meses más tarde en la retirada del frente de Aragón.”

http://www.albavolunteer.org/2012/07/siguiendo-los-pasos-del-batallon-lincoln-washington/ — en Aguaviva (Teruel)








1 comentario:

  1. Muy interesante ojala nuestra ermita no sea testigo jamás. De una guerra

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