Existe
un consenso generalizado en que Alcorisa, germinó gracias a la semilla plantada
por aquellos antepasados íberos que decidieron fijar su residencia sobre la
peña de San Juan. Sobre eso no hay lugar a dudas. Lo incierto es el origen del
Alcorisa actual. Que llevo a los nuevos pobladores llegados tras la reconquista,
a emprender el desarrollo urbano de Alcorisa en el lugar en el que actualmente
se encuentra nuestro casco antiguo.
Los
expertos en la materia coinciden también en que el Alcorisa mas antiguo, aquel
que se extiende entre las calles Baja y Alta por norte y sur, y El Pilar y
Conrado por oeste y este, es un diseño
netamente cristiano. Los trazados rectos y largos, divididos en manzanas
cuadradas y con un reparto parcelario simétrico, son signo inequívoco de ese
origen. Un origen que, casi con toda seguridad, data de finales del siglo XIII,
coincidiendo con la muerte de Pelegrín de Atrosillo y la llegada al señorío del
castillo de Alcorisa de la familia Ballester. Incluso me aventuraría a
decir, pudiendo equivocarme, que la fortificación de Alcorisa se llevo a
cabo entre los años 1271 y 1283, pues en este ultimo año el Comendador de la
Orden de Calatrava en Alcañiz, Don Ruy Sánchez, ya nos creyó merecedores de
nuestros primeros fueros.
Sin
embargo, existe un documento del año 1148, sito en el cartulario menor de La
Seo de Zaragoza, en el que el Obispo de esa ciudad, Bernardo, hace donación de
varias iglesias a la cámara de la catedral de San Salvador, entre esas iglesias
se encontraba la de Alcorisa. ¿Cómo es posible?.
En
1148 las fronteras en nuestras tierras todavía eran efímeras. Pese a que ya en
1119 el Rey Alfonso I “El Batallador” se hace con el control del Bajo Aragón, a
su muerte el Islam recupera la mayor parte del terreno ganado por los
cristianos, produciéndose un movimiento constante de banderas, hasta que por
fin, en 1168, Alfonso II reconquista definitivamente el curso de los ríos
Guadalope y Guadalopillo.
El hecho de que ya en 1148 se
mencione una iglesia en Alcorisa, significa que ya existía una construcción de
cierta importancia, muy probablemente una alquería árabe de producción agrícola.
¿Es posible que las tropas del Batallador consagraran alguna de las estancias
de esa alquería a su llegada a Alcorisa, transformándola en templo cristiano? ¿Quizá
una pequeña mezquita? ¿O quizá eran construcciones de origen visigodo
aprovechadas por Al Andalus a su
llegada, en el año 714, a
nuestras tierras?
De lo que si existe constancia
documental, es de que en un viejo pergamino de piel guardado en el archivo de
Alcorisa y datado en 1339, se hace referencia a la existencia de una iglesia
consagrada a María Magdalena, concretamente, en la traducción de Cesáreo Gil
Atrio, se dice que aquella Iglesia estaba frente a una pequeña plaza, donde se
congregaban los vecinos antes de la celebración. ¿Quizá era la misma iglesia
nombrada en el documento de 1148?
Sea como fuere, es lógico
pensar, que si 60 años antes se había amurallado la población, aquella iglesia
primitiva debía estar dentro de esas murallas, y quizá su ubicación, fuese la
pista definitiva para conocer el lugar donde se levantaba la alquería musulmana
que dio origen al posterior desarrollo urbano de la aldea.
Pero… ¿Dónde podría estar aquel
primer templo? La pista definitiva nos
viene dada en la transcripción de Cesáreo Gil sobre el documento antes
mencionado. Él habla de “pequeña plaza”, pues bien, dentro del casco antiguo
original solo encontramos dos lugares que se podrían identificar en esta descripción,
la Plaza de los arcos y la replaceta de Santa Lucia. Teniendo en cuenta que al
colocar el adjetivo “pequeña” estas dando a entender que había una mayor, solo
nos quedaría la replaceta de Santa Lucia. ¿Estaría allí la Iglesia de María
Magdalena?
Isabel López, que en todas mis
pesquisas ha aportado indicios o documentos de especial relevancia, me hizo
participe de sus recuerdos del horno grande antiguo, aquel que fue derribado
para hacer la construcción actual donde se encuentra la academia Micron. Recordaba,
que era una nave larga, rectangular, y en toda su longitud a distancias de unos
pocos metros sujetaban la techumbre unos bellos arcos apuntados de sillar.
Testimonio que fue corroborado por Antonia Sanz y varios ancianos de la
residencia, que también recordaban aquellos arcos apuntados. Muy similares a
los del hoy rehabilitado horno de Cuevas de Cañart, que en la antigüedad fue
una sinagoga.
Horno de Cuevas de Cañart
Sin lugar a dudas, era la
edificación perfecta para albergar una pequeña iglesia, además si nos fijamos
en la trazada urbana del casco antiguo de Alcorisa, ¿Cual es la única calle
longitudinal que no guarda una rectitud continuada y simetría? En efecto, la calle Alta o Calle de
Santa Lucia. Observando fotos aéreas del lugar, y comparando una actual con
otra de 1956 hecha por la aviación americana, se ve perfectamente que en la década
de los 50, antes de que la manzana fuera restaurada casi en su totalidad, la
techumbre de toda ella guardaba una simetría. Desde el aire toda la manzana parece
una sola vivienda. ¿El lugar que ocupaba la alquería?
La Orden de Calatrava cedió el señorío
del castillo, pero quizá conservo la propiedad de aquella primera iglesia.
Cabía la posibilidad de que aquel antiguo templo, y los edificios anexos
hubiesen sido la casa de la encomienda en Alcorisa. Es posible que los primeros
edificios que existieron entre el Guadalopillo y la montaña del Calvario, se
convirtiesen en la sede calatrava de la localidad. Sin duda alguna era un hilo
del que tirar.
Fue mi siguiente paso, descubrir si aquel horno,
propiedad de la familia Belenguer en el siglo XX, formo parte de alguno de los
lotes que salieron a subasta en las desamortizaciones del XIX. Hasta el momento
no he encontrado nada que me indique que el horno de la calle Alta era
propiedad de la Orden. Si lo era el de Cerdeña, pues en el libro “Alcorisa en
la edad Moderna” del historiador alcorisano David Fernández, en las paginas 287
y 289, aparecen dos tablas con los treudos perpetuos (Alquileres vitalicios)
que Alcorisa pagaba a la Orden de Calatrava, y en el se hace constar que el Ayuntamiento abonaba 100 sueldos por el horno de Cerdeña antes mencionado.
En esta relación no aparece el horno grande, así que o bien no pertenecía a la orden, cosa improbable, o bien
eran los propios calatravos los que explotaban la instalación. Lo que si
aparece es el alquiler de una casa con dos aposentos a un tal José Villanova, ¿Sabéis
donde estaba esa casa? En efecto, en la calle Alta. Calle Alta en la que, en el
censo realizado en el año 1799, también aparece como vecino el presbítero Mosen
Juan Ariño. ¿Quizá la casa del cura en aquella época todavía estaba cerca de la
iglesia original?
Todo eran pruebas circunstanciales,
evidencias ligadas a un mismo lugar, pero nada lo suficientemente consistente
para poder afirmar que la manzana de Santa Lucia esconde el origen de la aldea
de Alcorisa.
Sin embargo, de rebote, gracias
a una conversación de esas inesperadas con Joaquín Peralta, me entere que en la
Calle Santa Lucia, muy cerca de la capilla, en las obras de restauración de una
vivienda había aparecido un arco. Sin duda había que ir a verlo, todo aquello
que sea historia de Alcorisa me interesaba. Aunque nunca imagine que ese arco
seria tan importante.
Por mediación de su hija Sandra,
me puse en contacto con Ernesto Roca y Mercedes Espallargas, los dueños de la
casa. Se pusieron a mi disposición en cuanto les comente que me gustaría ver el
arco aparecido en su vivienda. (Mil gracias a los tres) Por fin, un sábado en
el que ellos visitaron Alcorisa (Son de Gelida), quedamos para ver ese trocito
de historia alcorisana desenterrado de un muro de carga encalado.
Pues bien, aquel arco me dejo atónito.
No era un arco mas, su forma, su disposición, su tamaño… No parecía desde luego
una arcada de medio punto, y mucho menos ojival. La forma… ¡Parecía un arco de herradura!. Y si de verdad era un arco de herradura, por fin teníamos una
prueba definitiva del lugar donde se levantaba la alquería islámica de
Alcorisa, pues ese tipo de arcos, de ese tamaño, fueron utilizados en primer
lugar por los romanos, después los adoptaron los visigodos y posteriormente los
perfeccionaron los maestros de obra de Al-Andalus, que lo incorporaron a su
arquitectura de forma habitual. Da la sensación que la base recta del arco
permanece semienterrada. Aquí os dejo unas fotos, juzgar vosotros mismos.
Pero todavía nos quedaba una
sorpresa, sobre el arco, en la habitación que se encuentra encima de él, y en
la misma vivienda, aparecieron unas pinturas de carácter religioso. En una de
ellas distinguimos a la virgen del Pilar y el puente de piedra de Zaragoza. Parecen mas recientes, quizá siglo XVIII o
siglo XIX, pero desde luego, la lógica invita a pensar que una familia modesta
en ningún caso tendría recursos para
pagar unas pinturas artísticas, ni se lo plantearían. Y las estructuras de la
vivienda no parecen ser los restos de un caserón o palacio. ¿Así que, pueden
ser las pinturas de los aposentos del presbítero alcorisano? ¿Seria la casa del
cura en la que vivía Mosen Juan Ariño a finales del XVIII? ¿La casa del cura estaba integrada en el edificio de la encomienda? ¿Formo parte de los
bienes de la Orden, desamortizados en el siglo XIX?
No cabe duda de que la manzana
de Santa Lucia esconde aun muchos secretos, conocer la propiedad del horno
antes de la desamortización, o más concretamente la propiedad de la manzana,
seria un espaldarazo definitivo. Un arco de herradura, un horno con arcos apuntados,
una casa propiedad de la Orden de Calatrava, una iglesia en el año 1148, la Iglesia de María Magdalena frente a una
pequeña plaza… todo apunta al mismo lugar. SEGUIREMOS INVESTIGANDO
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