En nuestras publicaciones hemos hablado de fábricas de gran valor patrimonial y de palacios de enorme monumentalidad, pero jamás habíamos hablado de una Fabrica-Palacio. Hace ya un tiempo que la visitamos, pero hasta ahora no os habíamos hablado de ella.
Hoy nos acercamos a uno de esos rincones de nuestra geografía más próxima que no dejaran indiferente a nadie. Uno de esos lugares que por su monumentalidad, por su ubicación, por su majestuosidad y por su historia, una vez lo hayamos visitado jamás lo podremos olvidar.Nos referimos a la conocida como “Fabrica Bonica” de Valderrobles o fabrica Zurita, una de las muchas papeleras que formaron parte del tejido empresarial del Matarraña en los siglos XVIII, XIX y XX
“El río Matarraña, en su cabecera, ha sido tradicionalmente empleado para la fabricación de papel, industria que entre las localidades de Beceite y Valderrobres mantuvo la mayor concentración de España en empresas dedicadas a dicha actividad. Su época de mayor pujanza está comprendida entre mediados del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX, cuando entró en franca decadencia a causa de lo obsoleto de sus instalaciones, al comenzarse la fabricación del papel continuo en otras fábricas. Curiosamente, la primera fábrica de papel continuo de España (Temprado y Cía) se encontraba también dentro de la provincia de Teruel, en la población de Villarluengo, donde comenzó su actividad en 1789Tras la fuerte crisis del siglo XIX, únicamente subsistieron las que se especializaron en productos de fabricación artesanal, tales como cartulinas, papel secante y, sobre todo, papel para naipes. La calidad de éstos (debida a su resistencia a la abrasión y opacidad) les hacía ser suministradores de Heraclio Fournier, en Vitoria, donde era utilizada como base sobre la que pegaban el papel impreso con las figuras de sus famosas barajas de naipes.La fabricación de papel precisaba, sobre todo, de un agua purísima, para lo que no era obstáculo la concentración de papeleras, puesto que era una de las industrias menos contaminantes de la época. Sin embargo, a partir del empleo de cloro para blanquear los trapos (hasta el siglo XIX únicamente se empleaban trapos blancos para fabricar papel) hizo que la calidad del agua fuera decayendo hasta el cierre de las citadas industrias, cuyo último exponente fue la fábrica del Pont Nou, abierta hasta la década de los 60.”
Publicado por MOLINUM, Revista de la Asociación para la Conservación y Estudio de los Molinos (ACEM). nº 6 – 2006
Para llegar a este impresionante edificio, debemos viajar a Valderrobres tomando la nacional 211 hasta Alcañiz, allí la 232 en dirección a Vinaroz y una vez pasadas las Ventas de Valdealgorfa tomar el cruce que nos introduce en la llamada Toscana española, la Comarca del Matarraña, una tierra llena de contrastes, con gran variedad de olores, de sabores, de sensaciones, de sentimientos de paisajes… Un territorio mágico e indómito de una belleza extraordinaria.
Una vez en Valderrobres tomaremos la carretera que nos conduce hacia Peñarroya de Tastavins, hacia el Sur, en dirección a la majestuosa Cordillera dels Ports, un enclave natural de gran riqueza patrimonial y extraordinaria belleza. Al salir de la capital matarrañense, frente a nosotros, distinguimos sobre la montaña la llamada “Caja”, un promontorio rectangular con escarpadas paredes de roca al que siempre he querido ascender y que a día de hoy todavía no he tenido oportunidad. Algún día llegara el momento.
Una vez en Valderrobres tomaremos la carretera que nos conduce hacia Peñarroya de Tastavins, hacia el Sur, en dirección a la majestuosa Cordillera dels Ports, un enclave natural de gran riqueza patrimonial y extraordinaria belleza. Al salir de la capital matarrañense, frente a nosotros, distinguimos sobre la montaña la llamada “Caja”, un promontorio rectangular con escarpadas paredes de roca al que siempre he querido ascender y que a día de hoy todavía no he tenido oportunidad. Algún día llegara el momento.
Unos kilómetros después de abandonar la Avenida Hispanidad de Valderrobres, una indicación a nuestra izquierda nos señala la pista asfaltada por la que llegamos hasta el embalse de Pena. Tomamos dicha pista y continuamos por ella siguiendo el cauce del río Pena.
Cuando las elevaciones montañosas comienzan a abrazar al río, cuando las estrecheces apenas dejan espacio al paso del líquido elemento, un camino casi invisible, invadido por la vegetación, desciende desde la orilla izquierda de la pista hasta el mismo torrente. Es allí donde se encuentran las majestuosas ruinas de la que, no hace muchos años, fue una Fabrica-Palacio conocida y reconocida en todo el país. Por mucho que me habían hablado de ella, jamás había imaginado que sus restos serían tan espectaculares. No pude evitar asombrarme por lo que tenía ante mis ojos.
Cuando las elevaciones montañosas comienzan a abrazar al río, cuando las estrecheces apenas dejan espacio al paso del líquido elemento, un camino casi invisible, invadido por la vegetación, desciende desde la orilla izquierda de la pista hasta el mismo torrente. Es allí donde se encuentran las majestuosas ruinas de la que, no hace muchos años, fue una Fabrica-Palacio conocida y reconocida en todo el país. Por mucho que me habían hablado de ella, jamás había imaginado que sus restos serían tan espectaculares. No pude evitar asombrarme por lo que tenía ante mis ojos.
Debido a la espesa masa forestal que puebla el barranco, es complicado verla desde la pequeña pista que conduce al pantano, e incluso sabiendo de su existencia, localizarla se antoja complicado. Nosotros tuvimos la suerte de contar con dos guías de excepción, Jorge Manero y Sergio Ferrero. Gracias amigos. Os aconsejamos que antes de ir, repaséis las imágenes de satélite y os marquéis el lugar por el que se accede a ella. El móvil y las aplicaciones de las que disponemos hoy en día serán una gran ayuda.
Como decimos, “la Fabrica Bonica” es una antigua papelera construida en el año 1789, el mismo año en el que la papelera de Villarluengo entraba en funcionamiento. Sus estructuras no solo se dedicaban a la manufactura del papel, también eran la vivienda palaciega de la familia Zurita, propietaria de la instalación.
Por desgracia hoy, se encuentra completamente abandonada, y solo los muros exteriores y la pared maestra interior, continúan desafiando a los elementos. El esqueleto actual permite identificar hasta cinco alturas: Sótano, Planta baja y tres plantas en altura.
En el sótano y la planta baja se desarrollaba el proceso industrial de la elaboración del papel, pues todavía son visibles varias piletas y estructuras industriales. El primer piso, mucho más alto que las otras dos alturas superiores, era la vivienda o palacete de los propietarios, y poseía entrada independiente por la cara sur del edificio. Las dos últimas plantas son galerías o golfas, con numerosas pequeñas ventanas alrededor de toda la construcción. Era el lugar donde se procedía al secado del papel, aun hoy se pueden ver, incrustados en la pared, las maderas y clavos que soportaban las cuerdas en las que se colgaba el papel para dicho secado.
Alrededor del edificio encontramos varias estructuras, unas de uso industrial, como las balsas de regulación que se encuentran al oeste, y otras de uso personal, como la capilla, al norte, o el horno, pegado a la pared oeste de la construcción, en la primera planta. Seguramente utilizado por el servicio de la familia Zurita.
El edificio posee una monumentalidad impropia de otras fábricas, no solo por su arquitectura, también por su fabulosa decoración. Tres de las cuatro fachadas, están decoradas con motivos pictóricos muy elaborados, con representaciones de animales, de miembros del clero, e incluso con una alegoría a las corridas goyescas, con un torero entrando a matar. Es una lástima su estado de conservación, un estado tan lamentable que ha supuesto el crecimiento en su interior de varios pinos de gran tamaño.
Por lo que he podido leer, el edificio fue vendido y desmantelado alrededor de 1955. Según parece el comprador fue la fábrica de cervezas Damm, y traslado el tejado, los sillares de vanos de puertas y ventanas, la madera… a Barcelona.
Miro el edificio una última vez. No cabe duda de que aquella extraordinaria construcción tuvo que ser esplendorosa. Intento imaginar el trajín de empleados, de carros de transporte, los gritos de los niños de la familia Zurita jugando junto al río… Cuando las paredes de esta monumental fábrica tuvieran intacto el pigmento pictórico, cuando los colores resaltaran sobre el intenso verde de la masa forestal circundante, aquel lugar seria digno de admiración incluso de Reyes y Obispos.
Volvemos al coche. Visitamos después el embalse de Pena, Beceite y su maravilloso puente, otras fabricas de la zona… y pese a que cada lugar por el que pasábamos desprendía una belleza realmente singular, no pude olvidar en ningún momento aquella vieja fabrica, ese enorme complejo industrial en el que la rica familia propietaria no solo se procuraba prosperidad económica, también desarrollaba allí sus experiencias vitales mas importantes. Lastima su lamentable estado de conservación.Tiempo después de la visita, tras poner una breve reseña en nuestro blog, Cristina Yuste Moyano tuvo a bien hacernos un comentario que nos lleno de alegría y esperanza. Decía así:
Volvemos al coche. Visitamos después el embalse de Pena, Beceite y su maravilloso puente, otras fabricas de la zona… y pese a que cada lugar por el que pasábamos desprendía una belleza realmente singular, no pude olvidar en ningún momento aquella vieja fabrica, ese enorme complejo industrial en el que la rica familia propietaria no solo se procuraba prosperidad económica, también desarrollaba allí sus experiencias vitales mas importantes. Lastima su lamentable estado de conservación.Tiempo después de la visita, tras poner una breve reseña en nuestro blog, Cristina Yuste Moyano tuvo a bien hacernos un comentario que nos lleno de alegría y esperanza. Decía así:
“Buenas tardes Oscar, actualmente la familia Yuste Moyano son los propietarios, finca que conocieron por casualidad y de la que se enamoraron nada mas verla, estamos haciendo lo posible para mejorar su acceso e intentando recabar ayudas para mantenerla en pie."
Muchas gracias por tu reseña. Cristina Yuste Moyano. Ojala esta familia, consiga su propósito. Muchísimas gracias por intentar resucitar este maravilloso edificio, pieza destacada de nuestro patrimonio industrial.
Una lastima el crimen que se esta cometiendo contra el patrimonio,se gastan todo en sueldos y enchufados.
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