" Cada salida, es la entrada a otro lugar"

Este blog pretende transmitir la belleza y peculiaridad de lo cercano, los lugares que nos transportan en el tiempo y en el espacio. Rincones de nuestra geografía más próxima que nos dejan sin aliento o nos transmiten una paz necesaria en momentos de dificultad. Espero contribuir a que conozcamos un poquito más dichos lugares y a despertar la curiosidad del lector para que en su próxima salida, inicie la entrada a otro lugar... un lugar al que viajar sin necesidad de sacar billete.

lunes, 15 de mayo de 2017

FUENTE DEL CARMEN (Alcorisa)


Perdida entre los grandes llanos de secano que separan la villa de Alcorisa y la ciudad de Alcañiz (En la antigüedad eran una gran dehesa), casi a mitad de camino entre ambas, se encuentra este pequeño reducto hídrico, este necesario manantial que, aun en años tan secos como este, sigue alimentando de liquido elemento a los ganados que pasan por el lugar.



Pero este pequeño oasis no solo es curioso por ser fuente de vida entre centenares de hectáreas de secano, también por la importancia histórica que tuvo hace ya cientos de años.

Esta fuente se encuentra en término municipal de Alcorisa, lindando, a pocos metros de la misma, con los términos de Alcañiz y Calanda. Durante el siglo XVI, cuando Alcorisa no era más que una aldea de la poderosa villa alcañizana, era parada obligada para aquellos alcorisanos que bajaban al fructífero poblamiento de “Puí Pinos” para resolver temas administrativos o de jurisprudencia, y es que no fue hasta 1601-1605 cuando Alcorisa pudo disponer de jurisdicción plena, por lo que hasta entonces los vecinos de la aldea alcorisana, debían presentarse ante el justicia de la capital calatrava en busca de veredicto cada vez que tenían un conflicto.



No era la forma más rápida de llegar a Alcañiz, pues el camino real (camino de las aldeas), que unía la capital del Bajo Aragón y la ciudad de Teruel, era sin lugar a dudas el camino más recto. Sin embargo, dado que Calanda hacía ya tiempo que disfrutaba de su propia jurisdicción, los alcorisanos mas pobres evitaban a toda costa pisar el termino calandino, pues cualquier asalto, robo o agresión sufrida en territorio de Calanda debería dilucidarse con la justicia de Calanda, y eso supondría multiplicar por dos los viajes en busca del amparo de la ley, y por dos los gastos en tiempo y dinero. Por eso, rodeaban el término calandino hasta llegar a la Fuente del Carmen, y allí continuaban viaje hasta Alcañiz.


Esta fuente era también cruce de caminos. Junto a ella pasaban los caminos que unían Alcañiz y Andorra, y Calanda con Hijar y Zaragoza. De hecho, una vez confirmada la emancipación total de Alcorisa, el concejo alcañizano peleo en los tribunales la posesión del manantial, pero de nuevo la justicia aragonesa dio la razón a la villa alcorisana, en cuyo término se encuentra.  Así que la importancia de este pequeño oasis a lo largo de la historia ha sido muy relevante.



HORNO DE CUEVAS DE CAÑART



Lo que hoy es lugar de obligada visita, un bello rincón restaurado donde admirar las herramientas y el sitio donde se desarrollaba uno de los oficios más viejos del mundo, en la antigüedad fue una sinagoga judía.

Pese a que el Pan es un alimento que proviene de la prehistoria, el horno de las Cuevas, de bella factura, no fue horno durante toda su existencia. La comunidad judía que residía en este bello pueblecito del Maestrazgo turolense hasta su expulsión en 1492, tenía en este edificio su centro social y religioso, su punto de encuentro. El lugar donde cumplir con sus tradiciones, donde reafirmarse en sus creencias.


Pero… ¿Fue en 1492 cuando por fin dejo de tener un uso espiritual para convertirse en horno? ¿O quizá la visita de San Vicente Ferrer allá por la segunda década del siglo XV disolvió la comunidad judía de Las Cuevas?

Existe constancia de que tras su juramento como Rey, Fernando de Antequera, con el beneplácito del Papa Benedicto XIII (El Papa Luna), envió al Bajo Aragón a Fray Vicente Ferrer, con la misión de convertir a las comunidades de judíos que todavía quedaban en la zona. Según el libro “Historia de la vida maravillosa y admirable del segundo Pablo Apóstol de Valencia San Vicente Ferrer” escrito en 1791, existió una carta en el archivo alcañizano (Adjunto fotografía), en la que el concejo de Alcañiz agradecía a su majestad Fernando I el envió de Fray Vicente, pues tras su misión apostólica tan solo quedaban apenas 15 casas de judíos en la zona.


Hablan de Caspe, de Alcorisa y también de Castellote, así que cuando nombran “otros lugares” es más que probable que la comunidad judía de las Cuevas fuese una de ellas. ¿Cómo consiguió Vicente Ferrer la conversión de la mayor parte de judíos del Bajo Aragón? Pues no lo sabemos a ciencia cierta. Se dice que tenía una gran facilidad de palabra, pero poco debemos esperar de quien promulgaba el “Conversión o muerte”.


“Es una construcción muy similar a los hornos de Mirambel y de La Ginebrosa. Su exterior es sobrio, con una sencilla puerta de acceso adintelada. En su interior hay una única estancia, dividida en tramos por seis arcos perpiaños apuntados, que soportan una estructura de madera a doble vertiente. Al fondo se encuentra la olla u horno propiamente dicho, con la boca en arco rebajado, todavía en buenas condiciones y listo para ser utilizado.”