El Morrón de la Tolocha, con sus 790
metros de altitud, no es solo uno de los picos mas altos de nuestra
zona, es también un nexo de unión entre todos los municipios de la
comarca administrativa del Bajo Aragón. Ademas, el estar ubicado junto al cauce del rió Guadalope, una zona de depresión geográfica, lo hace parecer mucho mas alto e inaccesible.
Si un vecino bajoaragonés se encarama
a un punto alto de su pueblo siempre distinguirá el puntiagudo
acabado de esta mole rocosa que lleva millones de años aguardando en
silencio junto al cauce del rió Guadalope.
El Morrón de la Tolocha es el cordón
umbilical que une las cuatro zonas diferenciadas de nuestra comarca.
Calanda y Alcañiz al norte, Mezquin al este, Los Alcores al Oeste y
Portal del Maestrazgo al sur.
Tolocha es un lugar
especial, un lugar místico y misterioso. Un altar natural que acerca
al ser humano al contacto con lo divino. Esta mítica montaña
siempre ha sido un lugar de referencia para aquellos que vivieron a sus
pies en tiempos pasados, lo demuestra esta pequeña reseña extraída
de la pagina WEB del Ayuntamiento de Calanda:
“El
origen del topónimo “Tolocha” viene a significar “monte del
miedo” de lo que se intuye que este monte esconde un pasado místico
y misterioso. Según el arqueólogo Manuel Sanz y Martínez, en una
de sus laderas hubo un antiguo santuario precristiano, en tierras
fronterizas entre los antiguos íberos y celtíberos, que según este
autor constituiria" un lugar de culto al aire libre en el que se
llevarían a cabo sacrificios y prácticas rituales". Cuenta la
tradición que al grito del conjuro “Entre medio de rama y hoja, al
cabezo del Tolocha” brujas y hechiceros se reunían en las noches
de luna nueva en la cima de este monte místico para practicar sus
ritos ocultos y provocar temibles tormentas.
El misterio alrededor del Tolocha, tuvo cierta influencia en Luis Buñuel y es por ello que en el CBC, en el espacio dedicado a “Los mundos de Buñuel” entre otros objetos relacionados con las obsesiones del cineasta, se cuenta con piedras graníticas del monte Tolocha. Como anécdota, cabe destacar que en sus visitas a Calanda, Buñuel acostumbraba a subir al monte Tolocha y una vez ahí, realizaba sus propios “ritos” que posteriormente reflejó en su película “La vía láctea” cuando un mendigo, en una noche de tormenta se dirige al cielo gritando “Dios, si existes, demuéstralo”, no ocurre nada durante unos segundos y derrepente un rayo cae tras él sobre un árbol.
Luis Buñuel falleció en Ciudad de México el 29 de julio de 1983, y según información de sus hijos desvelada treinta años después de su muerte, sus cenizas fueron esparcidas en el monte Tolocha en el año 1997. Buñuel, polvo de Calanda (elmundo.es).”
El misterio alrededor del Tolocha, tuvo cierta influencia en Luis Buñuel y es por ello que en el CBC, en el espacio dedicado a “Los mundos de Buñuel” entre otros objetos relacionados con las obsesiones del cineasta, se cuenta con piedras graníticas del monte Tolocha. Como anécdota, cabe destacar que en sus visitas a Calanda, Buñuel acostumbraba a subir al monte Tolocha y una vez ahí, realizaba sus propios “ritos” que posteriormente reflejó en su película “La vía láctea” cuando un mendigo, en una noche de tormenta se dirige al cielo gritando “Dios, si existes, demuéstralo”, no ocurre nada durante unos segundos y derrepente un rayo cae tras él sobre un árbol.
Luis Buñuel falleció en Ciudad de México el 29 de julio de 1983, y según información de sus hijos desvelada treinta años después de su muerte, sus cenizas fueron esparcidas en el monte Tolocha en el año 1997. Buñuel, polvo de Calanda (elmundo.es).”
“ENTRE
MEDIO DE RAMA Y HOJA, AL CABEZO DEL TOLOCHA”
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