Cuenta la tradición, que en Monroyo descansó el
Cid Campeador en varias ocasiones de sus fatigas guerreras.
Los puertos de Beceite, la sierra de la Ginebrosa y
la Sierra de los Caballos se convirtieron en frontera entre la taifa
de Zaragoza y la de Lerida y Tortosa. La Muralla natural que separaba el Bajo Aragón y la majestuosa ciudad de Morella.
Al Mutaman, rey de la taifa zaragozana tenia como
mercenario a Rodrigo Díaz de Vivar, “El Cid”, y a sus mesnadas.
Una de las muchas misiones que le encargo al caballero castellano,
fue la de abrir un camino hacia el mar, conseguir una salida hacia el
Mediterráneo para su reino, aunque eso supusiese luchar contra su
propio hermano, Al-Mundir, rey de la Taifa de Lerida y Tortosa.
La batalla definitiva entre las tropas mercenarias
castellanas y las de la Taifa de Lerida y Tortosa, estas ultimas
apoyadas por el Rey de Aragón Sancho Ramirez, tuvo lugar a finales
de octubre del año 1084. Rodrigo Díaz de Vivar y sus mesnadas
vencieron en esta batalla, poniendo en desbandada a las tropas
enemigas
Estaba extendida la teoría de que la batalla de
Morella se libro en Olocau del Rey, sin embargo, tras recientes
estudios gana fuerza la teoría de que dicho enfrentamiento tuvo
lugar en las cercanías del pequeño municipio castellonense de La
Pobla de Alcolea entre Monroyo y Morella.
Las tierras de Monroyo volvieron a ser escenario de
las gestas del Cid, y en 1090, cuando el caballero castellano y sus
soldados ya guerreaban en su propio nombre, tiene lugar la Batalla de
Tévar, cuya ubicación se corresponde con los bosques existentes
alrededor del rió Escorza, cerca de los pinares de Pereroles y La
Cogulla.
En este enfrentamiento el Campeador lucho contra una
coalición formada por los ejércitos de Al-Mundir, rey de la Taifa
Leridana, y Berenguer Ramón II, conde de Barcelona. En esta batalla
el Cid hizo prisionero al mencionado conde, que según cuentan,
entrego su espada “Colada” al caballero castellano en señal de
rendición.
De esta batalla es originaria la leyenda del pinar
de Tévar:
“Cuentan que el conde Berenguer Ramón perdió una
de las siete partes de su alma en la batalla y que esa parte se quedó
en el alma de los guerreros muertos. Cada diez años, los acabados en
cero, al amanecer del último día de octubre, una nube blanca que
baja desde Torremiró hasta el lecho del río Escorza, es el portador
del impetuoso rugido de una encarnizada lucha entre los relinchos de
los caballos, el chocar de las armas, los lamentos de los heridos y
los estrepitosos gritos de los guerreros que van muriendo a golpe de
espada."
http://www.monroyo.es/InternetRural/monroyo/home.nsf/documento/monroyo_cid
https://historiasdelbajoaragon.wordpress.com/2013/03/14/el-cid-campeador-en-monroyo-teruel-datos-para-identificar-el-escenario-de-la-batalla-de-tevar/
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