Desde muy niño había oído a mis vecinos hablar sobre el castillo que
existía en Alcorisa en tiempos remotos. Se hablaba de pasadizos, de grandes
murallas, de leyendas sobre peregrinos que tallaron figuras santas en una
noche… Lo normal en un pequeño pueblo donde las diferentes generaciones interactúan, dialogan e intercambian mensajes durante
años, pasando de abuelo a hijo y de hijo a nieto sucesivamente.
He de reconocer que
nunca había sentido curiosidad por ese castillo olvidado, por esa antigua construcción engullida por el tiempo y el olvido que
aparece en uno de los cuarteles de nuestro escudo. Sin embargo, durante una de
las magnificas visitas guiadas a nuestro casco antiguo que nuestro vecino y gran investigador Carlos Lacaba realizó en la pasada edición de la Fiesta de la Villa, escuché que la
existencia de aquel castillo legendario estaba documentada. Que aquella
fortaleza fue, en un tiempo lejano, la referencia de los antiguos moradores de Alcorisa.
Otro historiador,
Daniel Martín, me puso sobre la
pista del documento en el que se hacia referencia al castillo de Alcorisa. Él
ya lo había traducido en su época
universitaria. Lo que no sabía entonces es que, en el libro “Alcorisa y sus
tradiciones”, Cesáreo Gil ya hablaba de ese documento en su página 8 y añadía
parte de su traducción:
“Sea manifiesto a todos asi
presentes como futuros que yo Don Lope de Albaro os doy a vos, Don Pelegrin de
Atrocillo y a mi hija Doña Sancha, que es esposa vuestra, a los dos juntamente…
y os doy Alcorisa para que la tengais en posesión como yo suelo tenerla, según
se dice en otro documento… “
“Y yo Don Pelegrin convengo con vos Don Lope que responderé a dichos
frailes del castillo de Alcorisa,
como vos debéis responder…hecha esta escritura en la era 1256” (En realidad año 1218)
Tan
preciado documento se encuentra en el archivo de la Corona de Aragón, con el
numero de referencia ES.08019.ACA/9.1.6.9//ACA,CANCILLERÍA, Pergaminos,
JaimeI, Serie general, 0107. Sólo que en realidad el apellido de nuestro nuevo
señor no era Atrocillo, sino Atrosillo.
Durante mis años mozos
había escuchado decir que la iglesia de Santa María se construyó sobre el
antiguo castillo. O que su ubicación era la peña de San Juan, como dice Cesáreo
Gil en su libro, que asegura que el castillo estuvo intacto hasta el siglo XIX.
Incluso había oído que el nombre de la calle del Castillo obedece a que sobre
ella es donde, en realidad, estaba la antigua fortaleza.
Así que me puse manos a
la obra y, con mas ilusión que planificación, decidí buscar algún resto, alguna pista que me ayudase al menos a
divagar, a crear mi propia fantasía sobre el lugar en el que Alcorisa nació
como pueblo.
Tenia la certeza
histórica de que el casco antiguo de Alcorisa, tal y como hoy lo conocemos, fue
un diseño constructivo de origen cristiano. Así que, teniendo en cuenta que Andorra no fue conquistada hasta el 1149 y
la zona no fue segura hasta 1170, es lógico pensar que el casco urbano de
Alcorisa fuera, antes de esas fechas, un gran barranco, Pescarranas, y tierras
de labor alrededor del cauce del rió Guadalopillo.
Cesáreo Gil atribuye la
construcción del nuevo pueblo a la
familia Ballester, la más ilustre y decisiva de nuestra historia. Haciendo un
calculo generacional perfectamente posible, sitúa la llegada de esta familia de “Ballesteros” de origen catalán a
finales del siglo XIII. Precisamente fue
en 1271 cuando falleció Pelegrin
de Atrosillo, el que por entonces era señor de nuestro pueblo.
El señor de Atrosillo
fue nombrado por Jaime I en 1256 dueño y señor del castillo y villa de Huesca.
Así que seria normal que, a su muerte, sus herederos renunciasen al acuerdo que
existía con la Orden de Calatrava
para el arriendo de Alcorisa. Quizá entonces el comendador de la Orden en
Alcañiz cedió el Castillo y sus
dominios a la familia Ballester.
La realidad histórica de que en 1218 no había edificaciones importantes en la ribera del
Guadalopillo me hacia descartar que la Iglesia de Santa María estuviese
construida sobre la antigua fortaleza, aunque no descarto que para su posterior
construcción se utilizasen
materiales provenientes del castillo. Además,
el investigador alcorisano, Emilio Moliner, asegura que la antigua
iglesia de la Magdalena estaba precisamente allí y que aun hoy, si miramos la
parte de atrás de nuestra iglesia, las llamadas “catacumbas”, podemos
distinguir el muro de la anterior construcción y de la nueva.
¿Entonces donde estaba ubicada la Alcorisa
original?
Montserrat Martínez, una de nuestras más
ilustres vecinas y arqueóloga de referencia nacional, me comentó que en el
Monte Calvario existía un yacimiento ibero catalogado, y que ella misma había
encontrado allí cerámica ibera, romana y medieval. Sobre todo ésta última.
Precisamente a mitad de camino entre la Ermita de San Juan y la Peña del mismo
nombre podemos distinguir perfectamente promontorios de escombro
estratégicamente colocados, quiza restos de las innumerables guerras que han azotado
nuestro pueblo, y en los que la teja, en diferentes colores y estructuras, es
protagonista principal. Seguro que, si agudizáis los ojos y los sentidos, encontraréis restos de
cerámica en vuestros paseos por todo el perímetro de la Peña.
Esa pista me llevo a
decantarme por nuestro Monte Calvario como el lugar idóneo para que estuviese
ubicado nuestro castillo y su poblado. Así que, cámara de fotos en ristre, me
propuse investigar
Sabia que en el mirador
de la Peña San Juan existían restos de una antigua construcción, restos
parciales de un antiguo muro de mampostería que dibujaba todo el contorno de la
montaña. Pero siempre pensé que eran unos cimientos muy endebles para soportar
la estructura de un castillo. Aunque, después de ver de primera mano los
cimientos del antiguo castillo islámico de Foz Calanda, ya no lo tengo tan
claro.
Juzgar vosotros mismos,
la primera fotografía pertenece a los restos del castillo de Foz y las fotografías tercera y cuarta a los restos que hay en nuestra Peña
San Juan:
Cesáreo Gil, aseguraba
que fue allí donde el Castillo posó orgulloso, vigilando el paso de las mansas
y escasas aguas del Guadalopillo. Es mas, en sus notas dice que el castillo
estuvo allí hasta el siglo XIX, aunque no precisa en que se basa para tal
afirmación. Repasando documentos del famoso Duque de la Victoria, el General
Espartero, en su estancia en Alcorisa, en ningún momento hace referencia a ese
castillo. Y tampoco he podido encontrar nada que lo relacione con la ocupación
francesa. Si de verdad ese castillo hubiese estado ahí en el siglo XIX, ¿no debería existir alguna referencia a él en
algún archivo? ¿No seria probable la existencia de algún grabado o litografía?
En un primer momento descarté esa ubicación. Lo
mas probable es que nuestro castillo fuera una fortaleza defensiva árabe para
consolidar y vigilar los caminos de acceso a la fortaleza de Castellot. Por lo
que la ubicación de la fortificación en la peña San Juan dejaría como punto
ciego toda la zona del antiguo circuito de autocross. Además, por mucho que he
buscado, no he logrado encontrar nada que pudiese considerarse un aljibe, y
resistir un asedio en una fortificación de una sola entrada y salida, sin agua,
era un suicidio colectivo. Y como nos han demostrado en innumerables construcciones,
de estrategia militar la marca superior de Al-Andalus sabía un rato. Así que,
desde la más absoluta ignorancia, acabe descartando que esa fuese la ubicación
de la fortaleza principal. Sin embargo me fui de allí convencido de que
aquellos restos formarían parte de algo. ¿Quizá una pequeña torre de vigilancia? ¿Quizá restos de edificios civiles del antiguo poblado? ¿O tal vez Cesáreo
tuviese razón y la construcción que allí se levantaba era realmente el
castillo? Según cuanta Pascual Madoz en su diccionario geográfico del siglo XIX allí estaba ubicada la antigua ermita de San Juan.
Mientras recorría el camino en dirección a la explanada de San Juan, pensando donde
podría buscar algún hilo del que tirar, levante la mirada. Me fije en nuestra
preciosa ermita del Santo Sepulcro. ¿Por qué alguien decidiría construir sobre
un escarpado promontorio de conglomerado la ermita y la casa del ermitaño si su
construcción hubiese sido mucho más sencilla en la llanura de San Juan, sin
tener que picar piedra ni construir grandes muros de carga? No olvidemos que la
actual ermita de San Juan se construyo en 1919 (la original fue destruida en
las guerras carlistas), pero explanada hay muchísima.
En ese momento apareció una idea absurda en mi
cabeza: ¿Y si nuestra ermita más querida fue construida sobre los restos de una
edificación anterior? ¿Y si el trozo de roca sobre el que se construyo la
ermita ya estaba picado en 1570? ¿Y si el famoso aljibe del que todos hemos
visto sacar cantaras de agua ya estuviese construido anteriormente? ¿Y si esos
muros enormes que soportan el camino que conduce a la bellísima ermita ya
estuviesen allí cuando nuestros antepasados decidieron construir el templo? ¿Y
si el camino del Calvario ya existiera
cuando los hijos del Islam habitaban estas tierras?
He podido leer que los árabes
construían un tipo de edificación llamada “qal´a”. Se localizaba en lugares
estratégicos para defender valles y caminos. En muchos casos, alrededor de
ellos fueron creciendo núcleos de población que terminaban convirtiéndose en
medinas. El topónimo de muchas ciudades actuales refleja la existencia de este
tipo de construcciones, como sucede con el término de "alcalá" (Alcalá de Guadaira, Alcalá la Real, Alcalá
de Henares...), "alcolea" (Alcolea de pinar, Alcolea de Cinca,
¿Alcorisa?...) o "calat" (Calatayud, Calatrava, Calatañazor,...).
¿Quizá de ahí el origen de nuestro nombre?
Imaginando la accidentada orografía que
dibujarían el barranco de Pescarranas y el río Guadalopillo, no hay duda de que
la actual calle del Castillo seria el camino idóneo para llegar hasta el inicio
del camino del Calvario. ¿Podría ser ese el origen de su nombre? ¿Pudo ser
conocida como “Camino del Castillo” en un tiempo lejano y de ahí su nombre
actual?
Decidí que la ermita y sus alrededores eran el
lugar idóneo donde comenzar a
buscar algún indicio de mis paranoias. Así que, sin titubear, me dirigí hacia allí.
Ya de camino me di cuenta de algo
significativo: tan solo hay dos lugares en toda la montaña donde el liquido
elemento permanece casi todo el año. Dos lugares donde el agua de lluvia sacia
la sed de los animales salvajes y de los domésticos que pasean por la montaña. Y precisamente los
dos están en las inmediaciones de
la ermita. Uno en la subida hacia la ermita de San Juan y el otro, mucho mayor,
en la parte posterior de la montaña, junto a la puerta de la casa del ermitaño.
Por cierto, este ultimo fue tapiado en su totalidad en tiempos lejanos, todavía
están los restos del muro de mampostería que cerro este aljibe natural. ¿Cual seria el motivo? Os dejo que lo decidáis vosotros.
Conforme me iba acercando a la explanada del
templo del Santo Sepulcro me fije en la pequeña senda que da acceso a las tres
cruces. Esa senda no se ha hecho de forma natural, existen en el conglomerado cortes completamente rectos y una erosión producida por el incesante paso de
personas. ¿No son demasiadas casualidades?
Decidí
comenzar a buscar por los muros de carga que soportan la explanada de la
ermita y, al llegar allí, mi
sorpresa fue mayúscula. En toda la
longitud del muro existen tres partes de estructuras muy diferenciadas, como si
se hubieran construido en épocas
distintas.
Pero no
acaba ahí la cosa. Si os fijáis en las fotos siguientes veréis que en la
parte donde el muro es de piedra seca con ripios, la parte más nueva aunque
parezca a simple vista que no es así, hay incluso una especie de troneras sin
una utilidad razonable. Pensé que seria algún
tipo de drenaje, ¿Pero que sentido tiene poner drenajes en un muro de piedra
seca? Un poco mas arriba y a la izquierda dos sillares enormes que desentonan
con el resto de la construcción. ¿De donde salieron esos bellos sillares?
Precisamente
si nos fijamos en la zona de mampostería, su parte izquierda esta cortada, como
si hubiese sido derruida. Y su parte derecha acaba con una especie de
contrafuerte de sillares, una esquina de
piedra sillar bien diferenciada que parte el muro en toda su altura.
Generalmente los contrafuertes son pilares vistos por los tres lados que no
apoyan en la construcción, sirviendo como refuerzo de la estructura. Sin
embargo esta esquina de sillar no cumple esa función. Además a partir de ella
el muro es completamente diferente. ¿No os parece raro? Si estos muros se
levantaron cuando se construyo la ermita, ¿No seria lógico que fuesen del mismo
material y completamente rectos en toda su extensión? Juzgar vosotros mismos.
Pero no eran
esas las únicas sorpresas que me iba a deparar la zona de los muros de carga. Frente
a la capilla existente en la bifurcación de caminos, existe un escalón de
sillar en semicírculo perfecto, un escalón tallado de manera magistral. ¿Era necesario tanto trabajo para un escalón? ¿O es que ese
escalón fue reutilizado? ¿Podría ser quizá un soportal dovelado de alguna
pequeña puerta o ventana de otra construcción?
Probablemente
así es. Ese escalón es mucho más antiguo que la capilla. Igual que los
innumerables sillares que decoran los muros de piedra seca de conglomerado. Son
muchos los sillares incrustados en estos muros construidos, probablemente, en
el siglo XX, al mismo tiempo que la ermita de San Juan a tenor de una
fotografía o litografía antigua en la que podemos ver la ermita sin esos muros.
¿De donde salieron esos sillares?
¿Y el aljibe
o cisterna? Su construcción también esta hecha en piedra sillar, y aunque en la
piedra tallada con imágenes bíblicas podemos leer la fecha de 1701, sobre ella
existen unos extraños símbolos de significado y origen desconocido. ¿Quizá la
piedra tallada es de 1701 pero el resto de la construcción es muy anterior?
Y puestos a
hacer una cisterna de recogida de pluviales: ¿porque tallar la roca unos ocho o
diez metros para recoger el agua de la montaña? ¿No hubiese sido mas fácil y
menos laborioso aprovechar las vertientes del tejado de la ermita para captar
agua? ¿O es que quizá ese aljibe ya estaba construido antes de que existiese la
ermita?
La ermita
también me deparaba sorpresas. La fundación Quilez-Llisterri nos dice en su
pagina web que nuestra ermita se construyo entre 1568 y 1573, y que en un
primer momento su planta era rectangular. Las capillas laterales se construyeron
después. Eso explica porque en la roca que hay junto a la capilla de la
izquierda todavía podemos contemplar marcas de barreno de pólvora negra, una
técnica explosiva para romper la piedra que se comenzó a utilizar en el siglo
XVIII Mucho después de la construcción
original.
Construida
entre 1568 y 1573. Curiosamente 300 años después de la muerte de Pelegrin de
Atrosillo y de la más que probable llegada de los Ballester a Alcorisa. ¿Otra casualidad?
¿O es que su construcción significó la conmemoración de un hecho histórico de
importancia capital para nuestra Villa? Quizá la construcción del Santo
Sepulcro no sólo conmemoraba el aniversario de la llegada de la familia que más
ha influido en el devenir de nuestra historia,
también el lugar en el que fueron recibidos
Si nos
fijamos en el exterior de la ermita, en el lateral izquierdo y en el derecho
podremos ver como todavía hay restos de roca de conglomerado. Se tallo
únicamente el rectángulo formado por el interior del templo. ¿No es demasiado
trabajo para una ermita? Pero lo mas curioso son sus muros. Los dos muros
laterales y el muro de entrada tienen una anchura de 1,23 metros. El doble de
los muros de la Iglesia de Santa Maria la Mayor. ¿Era necesaria esa anchura
para un edificio de carácter religioso y además de uso esporádico? ¿O es que
quizá la ermita se construyo sobre los muros ya existentes de una construcción
defensiva y por eso esa anchura?
Si estaba en lo cierto quizá pudiese hallar algún indicio
más desde la parte de atrás, desde la casa del ermitaño. Y, sin duda, lo
encontrado llamo mi atención. Curiosamente, en un edificio construido en
tapial, en la base encontramos sillar y sillarejo. ¿Porque construir la base de
un material y el resto de otra? O puestos a traer sillares hasta aqui, ¿Porque
no utilizarlos en las esquinas de la edificación, pero en toda su altura que es
donde mas utilidad tienen? Demasiadas casualidades.
Pero
las casualidades no acababan ahí. Gracias a Isabel López Peralta, que me ha
ayudado en la búsqueda de información, llegaron a mis manos dos fotografías muy
especiales. Dos imágenes en blanco y negro de un Monte Calvario nevado, en el
que todavía no existen ni muros de piedra seca ni peirones. No sabemos a
ciencia cierta la antigüedad de estas fotografías, pero Cesáreo Gil, en el libro
“Alcorisa y sus tradiciones” adjunta una foto de nuestra ermita fechada antes
de la guerra civil española en la que ya están los muros de piedra seca y los
peirones. Pues bien, aquí os adjuntamos esas fotografías. Si os fijáis en la
primera veréis que justo debajo de la ermita, ennegrecido por la posición del
sol, vemos un muro. Sabemos que es un muro porque en la fotografía 2, tras las
siluetas difusas de esas dos personas se ve perfectamente su estructura. Un
muro aislado, solitario. Un muro que nada tiene que ver con el que se ve frente
al Santo Sepulcro, un muro con un corte
a la izquierda idéntico al que hoy podemos encontrar en los restos de
mampostería antes mencionados. Sin lugar a dudas son ruinas. ¿Ruinas de qué?
Hoy sólo podemos especular. Ojalá un día no muy lejano
podamos averiguarlo.
Sé lo que estáis pensando: que pese a las casualidades y
los indicios, esta elaborada teoría no tiene base ni rigor científico. En ello
estamos ahora. Al cierre de esta edición de Balcei ya hemos hablado con varios
expertos en la materia para que den su opinión, fundamentada en hechos y
evidencias, sobre los indicios que he creído percibir. Sea como fuera, lo que
si sabemos a ciencia cierta es que aquel castillo existió y que, bien sea en
nuestra peña San Juan o en nuestra ermita del Santo Sepulcro, nuestra mágica
montaña del Calvario fue su ubicación mas probable.
Quizá la teoría aquí expuesta solo sea un cúmulo de
casualidades fácilmente explicables por los expertos en la materia. Pero si
algo me hace enormemente feliz es que ese cúmulo de casualidades ha despertado
la curiosidad de grandes expertos que se han brindado a ayudarnos. Quizá hoy
estemos mas cerca de decir que esta teoría no tiene fundamento científico, pero
gracias a ella también estamos más cerca de descubrir algo mas sobre aquel
antiguo castillo que presidio la Alcorisa original.
Continuara...
P.D.: Permitidme un
agradecimiento especial a Marian, mi mujer, por sus magnificas fotografías y su
paciencia, a Alberto Librado y Montse Martínez por su ayuda y sus consejos y a
Daniel Millera, amigo, confidente y colaborador indispensable en esta pequeña
aventura que todavía no ha finalizado.
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