Mojón que marca la linde de los terminos de Alcorisa, Alcañiz y Calanda
El 8 de octubre de 1605, Don Juan
López Galban, asesor de Jerónimo de Heredia, gobernador general de Aragón,
dictaba por fin sentencia inapelable en favor de la causa del rey Felipe III y
de las villas de Cretas, La Zoma y Alcorisa.
Finalizaba así un proceso
judicial que había durado más de cuatro años, desde que el 14 de marzo de 1601,
su majestad Felipe III concedía el titulo de villa a Alcorisa, segregándola de
Alcañiz. Un proceso judicial en el que
Alcañiz y Alcorisa tuvieron un enfrentamiento de una envergadura extraordinaria, una batalla
administrativa en la que ambas localidades bajoaragonesas dedicaron cantidades
ingentes de recursos humanos y económicos.
Fuente del Carmen
Fue ese 8 de octubre de 1605,
cuando las lindes entre la aldea de Alcorisa y la villa de Alcañiz, pasaron a
ser frontera entre dos territorios independientes, entre dos núcleos poblacionales
con jurisdicción administrativa y judicial independiente.
Lindes que también fueron motivo
de disputa durante los cuatro años de pleitos continuados, pues alegaban los de
Alcañiz que, aunque Alcorisa fuese reconocida villa, era preciso negociar los límites
de su término municipal, pues el actual lo disfrutaban como privilegio por
pertenecer a la jurisdicción alcañizana.
Respondían los de Alcorisa que ya, hacia más de 300 años, el comendador de la orden de Calatrava Ruy Sanchez, delimito el territorio al conceder fueros a la aldea, y que por consiguiente eran aquellos antiguos limites los que pertenecían a la actual villa de Alcorisa.
Respondían los de Alcorisa que ya, hacia más de 300 años, el comendador de la orden de Calatrava Ruy Sanchez, delimito el territorio al conceder fueros a la aldea, y que por consiguiente eran aquellos antiguos limites los que pertenecían a la actual villa de Alcorisa.
Mojón que marca la linde entre los terminos de Alcañiz, Andorra y Alcorisa
Finalmente, también en esto se falló
a favor de Alcorisa, y aquellos antiguos límites, marcados precisamente por el
peligroso camino que seguían los vecinos de Alcorisa para ir a reclamar justicia
a Alcañiz, se convirtieron en la frontera definitiva. Ese camino transcurría desde el Mas de La Plana hasta la fuente del
Carmen.
Al fondo el Mas de La Plana
Sin embargo, aquellas sentencias
no debieron acabar con el conflicto por las lindes, o al menos no para los
vecinos de Alcorisa, que por miedo a alguna jugarreta ilegal u ocurrencia desafortunada
de los vecinos de Alcañiz, sembraron el límite de los términos de grandes mojones de sillar labrado. Enormes mojones rectangulares de roca caliza, semienterrados
y de unas dimensiones considerables para que no fuese ni mucho menos fácil intentar
moverlos.
La inmensa mayoría de mojones
tallados, colocados hace más de 400 años, todavía siguen allí. Son testigos
mudos de un conflicto que convulsiono el siglo de oro bajo aragonés. Vigilantes
pétreos de los limites de un territorio
reconquistado por vía judicial, un
territorio que nada tenía que ver con sus características actuales. No dejo de
imaginar a los guardas nombrados por la recién nacida villa de Alcorisa mirando
con recelo al otro lado de la línea imaginaria que marcan estas columnas de
piedra, observando los movimientos sospechosos de los vecinos de Alcañiz que,
durante años, habian sobrepasado esa linde que ahora marcaba una nueva jurisdicción.
Algunos de estos históricos mojones
ya han desaparecido por la sobreexplotación agrícola, y otros están en serio
peligro de perder su posición vertical, lo que los condenara al olvido. Me irrita el poco respeto que tenemos por aquellos pequeños
detalles que marcaron un antes y un después en la historia de nuestro pueblo.
Lo poco que apreciamos el significado que aquellos mojones tuvieron para aquellas
gentes, vecinos de Alcorisa, que se jugaban la vida y los ahorros cada vez que debían
partir en busca de justicia.
Al fondo Alcañiz
RECUPERAR Y RESPETAR LA HISTORIA, ES REMEMORAR LOS HECHOS Y
ACONTECIMIENTOS QUE NOS HAN HECHO SER LO QUE SOMOS.
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